Dicen que la cultura popular, entre cientos de dichos, posee uno que expresa: "No hay peor loca que la boca". Este viene como anillo al dedo a una situación que ocurrió en un reportaje emitido por la televisión chilena, ya perdido en el tiempo y olvidado a propósito por intereses del más alto nivel. En esa transmisión, una pariente de Mario Vargas Llosa confesó abiertamente que una tía abuela del escritor incásico, llamada Rosa Elena Vargas Gutiérrez le habría contado a un joven Mario un suceso muy peculiar que ocurrió entre los años años 1909 y 1929.
Fue una época turbulenta y confusa. Chile había vencido a la Confederación Perú - Boliviana en la Guerra del Pacífico (Guerra del Huano y el Salitre para los vencidos) unas décadas atrás y el poder político debía resolver el rumbo que seguirían los acontecimientos. Uno de los grandes problemas que se avecinaban eran qué hacer con las ciudades de Tacna y Arica, en posesión momentánea de los vencedores, según el Tratado de Ancón, firmado el 20 de octubre de 1883. Según historiadores peruanos, este tratado fue una maniobra dilatoria, para que la región asimilara una identidad chilena definitiva. Grupos ultranacionalistas chilenos se tomaron aquello al pie de la letra y acometían medidas extremas, creando un clima propicio para sus fines.
Prueba de ello son grupúsculos con pintorescas denominaciones, tales como "Mano Negra", "Mazorqueros", "Sociedad Estrella de Chile" y "Liga Patriótica de Tacna". Estos, actuando como frentes paramilitares, cometieron asesinatos, desapariciones, quema de escuelas, diarios, comercio y prostíbulos en esa región. Todo ello, con el apoyo de pasquines denominados "El Eco Patrio" "El Ajicito", "El Corvo" y "El Roto Chileno".
En ese contexto es que la pariente de Mario Vargas Llosa le relata al futuro literato que en estos años, en especial el de 1929, dentro de todo el desastre y horrible estropicio que estaban causando estos termocéfalos ultraconservadores, habían desaparecido prácticamente todos los prostíbulos de Tacna, lugar de asentamiento permanente de la soldada chilena. Los jóvenes de la infantería y algunos veteranos del 79 resintieron esta ausencia de señoritas de la noche, acaso la única entretención significativa de los conscriptos y sintiéndose dueños del mundo, arremetieron contra cualquier mujer que se cruzara en su camino, para saciar sus apetitos. Como en Santiago comenzaba a tomar forma la bizarra e imaginaria Guerra de don Ladislao, que planteaba nuevamente un posible casus belli, el alto mando militar y político decidieron actuar.
El resto el lector ya lo intuye. La extraña, sorprendente e insólita idea de mandar a un oficial a organizar un servicio de prostitutas a Tacna tuvo su génesis en Santiago de Chile. Aunque dio resultados prácticos inesperados, los nombres tanto de los generales, como del capitán que llevaron a cabo este singular proyecto, se mantuvieron en el más estricto secreto y ni hablar que este plan rozara a Carlos Ibáñez del Campo, presidente en ejercicio de la época. Es más, cualquier registro, por insignificante que fuera del bizarro proyecto, fue borrado, incinerado y olvidado de la memoria de las personas para siempre.
El mismo Vargas Llosa, habría inventado el antecedente de que basó su novela en hechos reales ocurridos en el país incásico, ya que en su creación anterior, La ciudad y los perros, repartía palos a la soldada chilena en algunos de sus pasajes y, dada su creciente fama en Latinoamérica, ya el horno no estaba para esos boyos. Además, había visitado el país andino y los amigos literatos florecían allí. Incluso, su visión de mundo socialista estaba ya a salvo, aunque algunos años después cambiaría radicalmente de bando. En tanto al alto mando chileno, esta decisión de torcer la verdad le llegaba del cielo. Nuestros nobles, valientes, marciales, inmaculados e íntegros soldados no debían verse inmiscuidos en una empresa tan innoble y de escaso nivel como organizar un servicio de visitadoras para calmar los ardores de sus uniformados vencedores y jamás vencidos.
Y que no se hable más del asunto... hasta ahora...
FIN
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