(Portada de "BarsaMan", creado por Jucca)
(Texto extraído de "El triunfo del mito")
Siempre he fantaseado con el hecho de saber el paradero actual de toda la fauna de personajes de comics nacionales que acompañaron mi niñez y mi adolescencia.
Si estuvieran aún entre nosotros: ¿vivirían en Chile o habrían emigrado?, ¿seguirían ligados, aunque indirectamente, a sus antiguas actividades?, ¿habrían dado un vuelco a su vida?, ¿se encontrarían jubilados?
Me interné por las calles de Santiago. Realicé algunas visitas a ciertos extraños seres de la urbe capitalina e intenté averiguar qué fue de ellos. He aquí el resultado.
Condorito. Fue la inmediata respuesta nacional al personaje "Pedrito", un pequeño avión chileno que intentaba cruzar la cordillera de los Andes, creado por industrias Disney y que no encarnaba el sentir del alma nacional.
Individuo de extracción popular, vivió su época de gloria en los sesentas. Se mantuvo estable en los setentas y ochentas y se volvió rico en los noventas. Actualmente se pasea por todo el continente americano, amasando fortuna y vendiendo todo el mercadeo que rodea su imagen. Ha olvidado por completo su origen humilde y su humor, otrora fresco y natural. Es más, han involucionado tanto sus chistes hasta considerarse casi para infradotados. Un caso lamentable, pero excepcional de adaptación al medio.
Mampato. Surgió a finales de los sesentas. Un preadolescente bajito que se llamaba Patricio, Pato para sus íntimos. El primer día de clases sus compañeros, al verlo tan pequeño, le apodaron como Mampato (un caballito enano). Joven inteligente, con sólidos valores y valiente como el que más. La vida lo premió entregándole un cinto espacio-temporal que le permitía viajar a la época histórica que él quisiera. Se aventuró a la prehistoria, la Independencia de Chile, el futuro y visitó varias civilizaciones antiguas. Un viajero del tiempo que cumplía los sueños de H.G. Wells. Pero creció y se sumergió en el tráfago de nuestro "modus vivendis", para luego desaparecer sin dejar rastro. Todos los indicios apuntan a que usó por última vez su maravilloso cinto y se trasladó al siglo cuarenta, llevando con él a Ogú y Tinalín, su fiel compañero cavernícola y su esposa. La razón es muy simple. En esa época se encuentra Rena, la telépata y el amor de su vida, con la que contrajo matrimonio y vive una apacible vida de cuarentón satisfecho. Tal vez su único cuidado es no tener malos pensamientos ya que ello fastidiaría a su esposa.
Pepe Antártico. Es tal vez quien mejor encarnó los deseos libidinosos de los hombres de este país. Su apogeo lo vivió entre los sesentas y setentas. Soltero y mujeriego empedernido, no se le escapaba ninfa alguna y sus conquistas eran resonantes. Lo que nunca contó fue que, por las dudas, visitó a un urólogo quien le detectó veinticinco tipos diferentes de enfermedades de transmisión sexual, de las cuales dos no poseían explicación científica. El facultativo, asombrado por el hallazgo, presentó el caso en un simposio médico en donde galenos norteamericanos se interesaron vívamente. Le solicitaron muestras de sangre a Pepe y se las hicieron llegar a la NASA, ya que que ambas enfermedades mencionadas no eran de origen terrestre.
Cuando llegó la vejez a su vida decidió retirarse de las lides amorosas para escribir sus memorias, sin embargo con la aparición del viagra reconsideró su decisión.
Don Memorario. Fue uno de los íconos de la derecha chilena. No sé si por ese motivo nació anciano. De agudo humor y desde su reposada vida de jubilado, nos entregaba su visión conservadora de la realidad junto a su inseparable amigo de sombrero hallulla y su nieto. "El período en que vivimos el peligro solapado" fue asumido por él como un bálsamo para su espíritu. Sin embargo, con la llegada de la democracia sus achaques se volvieron un gran problema para su salud. Hubo dos golpes que no pudo soportar: uno fue el fallecimiento de Jarpa, de quien él sentía una profunda admiración, y el otro, el hecho de que un socialista nuevamente fuera elegido Presidente de la República por voto popular. Al creer que su mundo había mutado para siempre no tuvo deseos de seguir en esta tierra y partió a una mejor vida.
El Enano Maldito. Si hubo un personaje que concitó los amores más incondicionales y los odios más enconados fue este pequeño de origen proletario y de ideas izquierdistas. De corta vida pública, en realidad un poco más de los mil días que duró el gobierno de la Unidad Popular, se las ingenió desde un principio por expresar opiniones virulentas y ácidos comentarios contra sus contrarios. Ingresó al imaginario colectivo nacional cuando fue portada del diario "Puro Chile" al día siguiente del triunfo de Allende en las urnas. Con el golpe de estado se le pierde el rastro. Sus amigos tienen versiones disímiles. Unos afirman que pasó a engrosar la lista de detenidos desaparecidos, mientras que otros aseguran que su lucha continuó en el extranjero. Sus enemigos también difieren en cuanto a sus opiniones. La mayoría de ellos creen que utilizó su exilio para gozar de una vida regalada en Europa, por otro lado, una minoría insiste con la versión del cambio de nombre y su ingreso a la Concertación en donde trabaja como operador político.
Alaraco. Si Pepe Antártico resume los deseos no satisfechos de los machos chilenos, este hombre representa fielmente al "homo chilensis" en su cabal medida. Para él todo es sinónimo de desconfianza y catástrofe. Se puede decir que nunca tuvo momentos de fama, salvo la parodia que realizó de él Fernando Alarcón en el extinto programa de humor "Japennig con ja". Actualmente posee en su casa un botón de pánico regalado por Joaquín Lavín y es un peligroso consumidor de programas de televisión que muestran desastres, robos, violencia y muerte en nuestro país. Debido a este hábito Alaraco se encuentra prácticamente adherido a la pantalla chica y decidió no salir nunca más de su casa.
FIN
(Mis agradecimientos a Pepo, Themo Lobos, Percy, Lukas y Orsus (Jorge Mateluna) por llenar nuestras vidas con la genialidad de su arte).
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