Flor de Mayo F.C.
La otra pasión...
Comentario deportivo de
Manuel Francisco Dos Santos.
Era uno de los cientos de mails que llegan a mi computador, cuyo destino no era otro que la papelera de reciclaje. Sin embargo, por un error de tecleo, en vez de eliminarlo, lo abrí. Fue uno de esos momentos fortuitos que, con el tiempo, uno agradece toda la vida. Unos equipo de fútbol de adolescentes me invitaban a conocer su minúscula y silente liga de fútbol, llamada "Los Lancondinos", ubicada a los pies de la cordillera. Me emocionó la candidez de la invitación, en especial creyendo que la tomaría en cuenta. Cansado de escribir las mismas sandeces de siempre de nuestro predecible balompié profesional y criollo y arriesgándome a una severa reprimenda de mi editor, me contacté con los organizadores y partí a cubrir "el gran reportaje."
Al llegar, mi primera impresión fue de decepción. Los partidos prácticamente se jugaban en familia. Unos cuantos amigos y las pololas de los futbolistas acompañaban a este puñado de soñadores. Sin embargo esto no amilanaba a los organizadores. Es más, parecía que esa soledad los hacía más fuertes de carácter. Me recibieron los dirigentes del club "Flor de Mayo F.C.", quienes eran los responsables de la invitación. Me enteré que pese a no tener nada, querían hacerlo todo y deseaban un espacio minúsculo en la revista que yo trabajaba.
Acompañé toda la tarde a este grupo de deportistas e intenté registrar sus desventuras, si el término cabe, porque su nivel futbolístico era deplorable, toda vez que desconocían las herramientas técnico - tácticas más básicas, como también las mínimas reglas de administración deportiva. Sin embargo poseían algo que me atrapó para siempre. El corazón no les cabía en el pecho a la hora de practicar su pasión dominguera, además su solidaridad para con el otro era encomiable. Fue una pequeña fiesta para recordar por mucho tiempo.
Al marcharme, con una sonrisa en los labios, no quise dejar en el tintero una de las imágenes que retrata fielmente a este quijotesco grupo humano. El alegato al árbitro por una falta supuestamente injusta y la posterior tarjeta como reprimenda, que ocurre en todas las canchas del mundo. La "calentura" y luego... nada. Nos encontramos en el tercer tiempo: jugadores, árbitro, dirigentes e invitados para degustar el asado y una conversación postpartido, amena, distendida y colmada de camaredería.
(Extractado de la revista deportiva "Gol y Gol")
2 comentarios:
Estimado señor Garrincha:
Con gran sorpresa me encontré con este insólito mini-reportaje que hiciera sobre nuestra incipiente liga futbolera que a título personal llama "Flor de Mayo F.C.". Permítame aclararle algunos de sus puntos más controvertidos. En primer lugar los futbolistas en cuestión no carecen de las técnicas básicas del balompié como usted señala; lo que sucede es que se encuentran en una nueva fase de experimentación de nuevas estrategias sacadas del otrora famoso "Manual de Cortapalos". En cuanto a lo de las pololas y amigos que acompañaban a nuestros cracks, sepa usted que se trataba de veedores venidos del extranjero para ver en acción a estas promesas que cualquier día de éstos pueden pasar a integrar escuadras sajonas,celtas,bávaras o romanas que pueblan el Viejo Mundo. Por último,la nota gráfica que usted cataloga como la típica acción de un árbitro amonestando a un jugador, no es otra cosa que un ensayo (role-playing)en que practicamos la forma de reaccionar ante los descriterios referiles tan asiduos en el así llamado "deporte más hermoso del mundo."
Lo saluda muy atentamente,
Jules Rimet
P.D. Le recuerdo que en nuestra próxima sesión tendremos ensayo de declaraciones a los medios periodísticos después de algún partido, por si le interesa.
Mi estimado Monsieur Rimet:
nos honra con su carta el reorganizador de la FIFA, creador de la Copa del Mundo de Fútbol y Premio Nóbel de la Paz en 1955. Hechos los honores de rigor, al punto.
Quien le constesta es el compilador de estos bizarros comentarios que se encuentran en nuestra prensa nacional. Por lo que le pido disculpas, en nombre del señor Garrincha, ya que sus comentarios, por lo que usted nos informa, adolecían de rigor periodístico.
Lo que nos tiene pasmados es el grado de desarrollo que posee su grupo en el arte del simulacro (se nota que han estado muy atentos a las enseñanzas de Jean Baudrillard y las narraciones de Borges), ya que el desafortunado reportero carioca fue hábilmente engañado.
Siga en contacto y se enterará de un simulacro de marca mayor que ocurrió hace dos años atrás en un colegio particular del sector oriente de nuestra capital.
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