Carlitos, ya egresado de la Enseñanza Media chilena e influenciado por su madre (qué duda cabe), ingresa a estudiar Diseño y Publicidad a la Universidad Antonio de Nebrija, en Madrid. Ciudad elegida por su progenitora como residencia permanente. Ella era una mujer de acción y pronto encontró un trabajo que, si bien, no era de altos ingresos, le permitían vivir cómodamente a ambos, sumando la pensión, no menor, del padre. Pero la visión y acciones remilgadas de Carlitos se le pegaban a su propia piel y no lo abandonarían jamás. Aquella impronta que cargaba, a sus castizos compañeros universitarios solo les hacía gracia por lo terriblemente insulso que era. Sin embargo, un hecho fortuito trastornaría la vida del joven para siempre.
Estaba a un tris de egresar, cuando algunos estudiantes de cine de la universidad comentaron que un director, que estaba teniendo cierto renombre en la escena española venía a realizar una charla. Acompañó a sus amigos más que nada por inercia que por un vivo interés. Escuchó desaprensivamente al artista en ciernes y cuando estaba por retirarse, sus compañeros le indicaron que podrían compartir un vino con él. Uno de los estudiantes le insistía que se apersonaran los más cerca del charlista, ya que creía que sus trabajos eran prometedores. En una de esas, Carlitos escucha que el hombre tenía en mente un proyecto de una película, la que poseía toda la estructura que esta necesitaba, pero no daba con el título de ella. Oyó los nombres de los personajes femeninos y dijo en voz alta: - ¡Fácil! Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón. El director de cine dirigió su mirada de inmediato hacia Carlos y con una sonrisa que ampliaba su rostro le expresó: - ¡Me has sacado del atolladero! Este no era otro que Pedro Almodóvar.
Fue el comienzo de una extraña y prometedora carrera de Carlitos. A los pocos meses, Almodóvar estrenaba su ópera prima. Fue un exitazo. El bisoño director no tuvo ningún reparo en comentar, en el pequeño mundillo del cine hispano que un joven estudiante universitario le había proporcionado la idea del título de su obra y le había enviado un generoso cheque a su domicilio. Una importante productora de cine local, la ATRESMEDIA CINE, SL , se interesó en nuestro anti - héroe y lo reclutó para su Departamento de Traducción, con la misión específica de titular para España los filmes venidos de EEUU y que repitiera la gracia que había logrado con Almodóvar. Dieron en el clavo como nunca en la vida, ya que el humor ñoño de Carlitos y el tipo de títulos con traducciones insólitas venía de larga data en la península ibérica. Fue el maridaje perfecto.
Propuso tantas y acertadísimas traducciones de títulos de películas, que su mente asemejaba al corno de la abundancia. Die hard (Duro de matar) se convirtió en La jaula de cristal, aunque tan rimbombante nombre no se acercara ni a cien kilómetros de la trama. Le siguieron Bitelchús (Beetlejuice) sobran los comentarios. Soñando, soñando, triunfé patinando (Ice Princess), sin reparar en que tal titulación develaba el final de la película. La salchicha peleona (Beberly Hills Ninja) y su consagración, El mono borracho en el ojo del tigre (The Drunken master) una comedia interpretada por Jackie Chan, que en Latinoamérica se estrenó como el El maestro borracho, nombre, este último, bastante más acertado, dada la trama de la película y la traducción exacta del inglés al español.
Carlitos se sabe en la cima. ha triunfado a lo grande en el país de Cervantes, Pérez - Galdós, Unamuno y Pío Baroja. Las productoras se lo pelean por contar con sus servicios de traductor - inventor y rey Midas del mundillo de las películas norteamericanas vistas en tierras del Quijote. Él, como ninguno, ha sabido captar el alma popular de los españoles y españolas amantes del cine gringo, siendo ésta juguetona y tan cursi para el resto de los hablantes del español
Actualmente, a Carlitos se le dio la tarea de buscar un titulazo para la exitosa película Joker, interpretada por el extraordinario Joaquín Phoenix. Se han filtrado dos posibilidades: Las terribles aventuras de un payaso bien pijo y el telegráfico nombre de El bromas. Ambas creaciones destinadas a un éxito sin precedentes en la España cinéfila y a la burla más despiadada del resto del mundo, que mira incrédulo la bizarra costumbre de titular que poseen los hispánicos.
FIN
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