Los adláteres de Takashi, convertidos en ratones de bibliotecas virtuales, extrajeron la mayor cantidad de información posible del carácter y personalidad de los habitantes de la República de Chile para comprobar si serían presa fácil de un pánico colectivo. En la actualidad registraban una estadística menor de hurtos simples, robos a mano armada y asesinatos. Todo aquello comparado con sus vecinos próximos y distantes del continente americano. Sin embargo, su percepción de inseguridad era uno de los más altos de la región. Tal contradicción se explicaba por variadas razones, aunque predominaban las que apuntaban a que la mayoría de los medios de comunicación masiva le pertenecían a un grupo de empresarios con una ideología muy definida, los que usaban el miedo, la desconfianza y el tremendismo como efectivas armas de manipulación, sumado a la triste realidad que un numeroso contingente de sus habitantes mayores de edad no comprendían bien lo que leían. Más aún, los cineastas nipones, perfeccionistas en todo lo que realizaban, descubrieron que esta singular cualidad recelosa, acompañada del escaso capital cultural por falta de lectura se sustentaba en varias décadas atrás.
Los japoneses reconstruyeron una línea de tiempo en retrospectiva que daba cuenta de la susceptibilidad de chilenas y chilenos. En enero del 2007 y agosto del 2006, respectivamente, en canales de televisión nacionales se proyectaron dos documentales. Uno de ellos llamado Último minuto, que recreaba un tsunami que destruía Iquique, una ciudad del norte del país y en 2006 la National Geografic, un terremoto ficticio en el puerto de Valparaíso. Las reacciones no se hicieron esperar. Desde los crédulos que comulgaron con ruedas de carreta y se tragaron todo, pasando por connotados habitantes de ambos puertos que deseaban demandar a los directores de los documentales por el daño causado a la imagen turística de ambas localidades. Incluso, la fecha la consideraron altamente inapropiada, debido a que se conmemoraban cien años del gran terremoto de 1906 que dejó terribles daños y miles de muertos en la Joya del Pacífico. Takeshi, demostrando que caminaba varios pasos más adelante que su gente, les platicó a los suyos que en plena dictadura cívico - militar, específicamente en el año de 1986, una operación comunicacional ideada por un ministro de apellido Cuadra, intentó, con gran éxito, convencer a sus compatriotas que el cometa Halley surcaría los cielos de ese ingenuo país y se detectaría en todo su esplendor y a simple vista, acción imposible a todas luces. Chilenas y chilenos se congregaron en distintos lugares prestos a vivir un momento épico de sus vidas, experimentando una gran decepción, debido a que el Halley brilló por su ausencia. Muchos años después se develó el fraude. Los habitantes de ese lugar pasaron por alto la efervescencia social por el descontento contra el dictador y las protestas callejeras disminuyeron en su convocatoria, el tiempo que ese objeto espacial supuestamente surcaría los cielos de Chile.
El corolario de esa retrospectiva los remontó al 2 de junio de 1962. Día que que ocurrió la Batalla de Santiago (Battaglia di Santiago para los italianos). Unos cuantos años antes, dirigentes deportivos chilenos presentaban en Lisboa su candidatura oficial para convertirse en sede del Mundial de Fútbol, adjudicándoselo con una gestión que fue considerada una hazaña. Los periodistas tanos del diario Il resto del Carlino de Bolonia, Antonio Ghirelli y Corrado Pizzinelli viajaron a Chile una cuantas semanas antes de la justa deportiva y se empaparon del sabor local. Sus impresiones las publicaron en una nota que se tituló : Santiago, i confini del mondo: l'infinita tristezza della capitale cilena, mostrando a sus compatriotas un ciudad subdesarrollada y melancólica, en donde la prostitución, la pobreza, el analfabetismo y la miseria la convertían en su marca de fábrica. Aún más, el escrito se preguntaba si ese contexto no afectaría gravemente el ánimo y la producción futbolística de los deportistas de la azzurra. El Mercurio, un conservador diario local, reprodujo el contenido de este artículo que indignó a la población. Ambos periodistas bachichas se vieron obligados a abandonar el país. En una calle de Santiago unos sujetos agredieron a un periodista argentino, confundiéndolo con Guirelli o Pizzinelli y un pasquín llamado Las Últimas Noticias trato a los italianos de fascistas, mafiosos, drogadictos e hipersexualizados, ¿El resultado? Ese 2 de junio se llevó a cabo uno de los partidos de fútbol más violentos de los que se tengan memoria. Los equipos chilenos e italianos entraron al campo de juego en un ambiente de hostilidad insoportable. En largos minutos del encuentro se dedicaron a darse de alevosos puntapiés y golpes de puño. El árbitro superado totalmente por la situación, intentaba vanamente controlar lo incontrolable. Espectadores del viejo continente observaban asombrados ese dantesco espectáculo, ya que era el primer mundial de fútbol que se transmitía en directo a los que poseían la tecnología para verlo. Los tiffosi aún hoy recuerdan el izquierdazo que el jugador chileno Leonel Sánchez le propinó en pleno rostro al italiano David, luego que este último lo pateara en el suelo. El encuentro acabó con dos jugadores italianos expulsados y los locales imponiéndose por dos goles a cero. El revuelo futbolístico fue de tales proporciones que se convirtió en el crisol de las actuales tarjetas amarillas y rojas, que sancionarían cualesquiera incidente dentro del campo de juego.
Takeshi Yamazaky había reunido toda la información requerida. Los habitantes del austral país, en especial los de de su capital Santiago, eran definitiva e históricamente crédulos, cándidos, alarmistas y la cualidad que adoró el cineasta... susceptibles. El escenario se encontraba dispuesto. Godzilla se acercaba a pasos agigantados a Santiago de Chile.
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