viernes, 22 de febrero de 2008

Los condenados de Plaza de Armas (IX)



Los humoristas callejeros en los tiempos del simulacro



Con el advenimiento de la democracia en Chile los cómicos peatonales vislumbraron una luz de esperanza, que les hiciera mejorar, aunque sea levemente, su precaria situación.


Eran tiempos difíciles, pero las circunstancias y el hecho de que eran personajes con cierta fama alternativa los obligó a asumir una postura. Fueron perseguidos por la policía de Pinochet, encarcelados por actuar sin permiso en la vía pública (aunque se lo habrían denegado si lo hubieran solicitado) y confinados en la Plaza de Armas. No cabían dos opiniones. Se presentaron ante los líderes de la oposición al dictador ofreciendo sus servicios.


En 1988, según la constitución impuesta, se debía plebiscitar un candidato para gobernar por ocho años más. A nadie le sorprendió que el mismo General, que había gobernado con mano de hierro durante quince años se presentara como candidato único. De vencer en las urnas, se proyectaba una dictadura de 23 años. Sin embargo, y de no haber fraude electoral, se podía derrotar al adversario.


Todos los humoristas trabajaron arduamente para convencer a la gente que no debían temer a votar en conciencia y convirtieron a la Plaza de Armas en un espacio de proselitismo permanente. El tiempo avanzó vert¡ginosamente y un dichoso 5 de octubre la ciudadanía le dijo no al tirano. Volvió la libertad perdida. La ocasión para librarse de Kron que esperaban los Vásquez, Los Totoreto y Cia. se presentaba en bandeja de plata.


Fue pasando el tiempo. La efervescencia se aquietaba. Con voz queda consultaron por sus demandas, pero se les dijo que el enemigo era poderoso y se debía caminar con pies de plomo. Se les explicó que se estaba aplicando "la política de los acuerdos". Eufemismo que escondía el evidente pavor del primer gobierno concertacionista hacia los militares. Ellos esperaron por una nueva oportunidad. No percibieron las señales.


El segundo gobierno destacó por todo el orbe que la economía nacional iba en franca alza. Los números y los especialistas así lo indicaban. El "Chino", más experimentado que sus colegas, comenzó a oler a podrido. Las contradicciones eran alimento diario de los actuales líderes políticos. El sistema político - económico de la dictadura se estaba aceptando sin reparos. Estas contradicciones llegaron a su cenit cuando los perseguidos y exiliados de ayer, se pelearon con el mundo entero para traer sano y salvo a su carcelero, que estaba siendo juzgado en el extranjero por crimenes de lesa humanidad. Una lectura simple mostraba un país maduro y reconciliado, sin embargo el contubernio ya se encontraba en marcha.


Esta vez los Vásquez creyeron ver un destello de reivindicación a sus demandas en el tercer gobierno concertacionista al mando de un socialista. La imagen así lo indicaba. Soberbio orador y perfecto manejador de los mass media, este nuevo líder daba, al parecer, el ancho que ellos estaban ansiosamente esperando. Promesas y viento del sur fueron un solo elemento que se extravió para siempre. Incluso la ironía apareció en gloria y majestad. Un defensor de los desposeídos llenando los bolsillos de oro de los poderosos.


Fue entonces que la pandilla entendió a cabalidad lo que estaba sucediendo. El plan brillantemente fraguado durante los setenta y ochenta, usando a la milicia como ejecutante se cumplía a cabalidad en los noventa, esta vez con unos políticos pusilánimes y que cobraron su premio por servicios prestados. El gatopardismo en acción. Cambiar para que todo permanezca igual... diabólicamente brillante.


A Kron sólo le restó sonreir. En la tercera roca después del sol lo habían emulado con creces.


(Finaliza con "Un importante dossier para Kron")

No hay comentarios: