miércoles, 6 de febrero de 2008

Un problema de semántica


Siempre he preferido dar el nombre correcto a las cosas. La precisión idiomática es una de mis pasiones. Si la gente expresara con exactitud lo que desea comunicar se solucionarían bastantes problemas en este mundo. Todo se encontraría en su lugar y no habría cabida a malas interpretaciones, que nos han costado irremediables malos entendidos o sobrentendidos, incluso terribles diferencias, cuyas asperezas tardan años en limarse.
Les expongo como ejemplo la palabra "femicidio". La encierro entre comillas no por capricho, sino para resaltar que es una palabra que no existe formalmente. La Real Academia Española no la ha incluído en ninguna de sus recientes ediciones, sin embargo los medios de comunicación, a quienes odio con todo el alma por el fomento espantoso a la incultura y deformación de la realidad, la usan con un desparpajo exasperante.
Para darle un peso específico a mis argumentos, le consulté a una respetada profesora de lenguaje de un colegio del sector oriente de la capital respecto al concepto de marras. Me confirmó lo que ya sabía. "Femicidio" como concepto no existe. Aún más, agregó que si se quiere conceptualizar el hecho de matar a una pareja femenina, este palabreja no lo explica correctamente. Más bien, "femicidio" (de existir realmente tal palabra) significaría matar a una mujer por el sólo hecho de serlo, que no es la verdadera intención de los agresores.
Como les explicaba al comienzo, siento pasión por denominar correctamente las cosas, así que no tengo otra salida que aguardar el bendito momento en que los señores académicos den su venia al exacto nombre de tan repudiable acto y los restos de Raquel, dispersos por Santiago tengan al fin un merecido descanso ya que apareció el vocablo preciso.

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