viernes, 8 de febrero de 2008

Los condenados de Plaza de Armas (I)


El origen de la condena

Ya es hora de que se revele el gran secreto de los humoristas de Plaza de Armas. Bajo esa apariencia despreocupada y personalidad arrolladora se esconde una inmensa tristeza. Se encuentran condenados a cadena perpetua por un crimen que no cometieron y su cárcel es el planeta tierra. En el caso de los cómicos a los que me referiré, su radio de acción se circunscribe a la ciudad de Santiago, en especial a sus plazas, aunque sólo en algunas ocasiones se les permite actuar fuera de la capital.
Según mis precarias investigaciones son originarios de Cubewano (en inglés, se pronuncia /kju:bwan/, que es un planetoide. Éste se ubica a gran distancia de Neptuno y no está controlado por las fuerzas gravitatorias ni de éste planeta ni de otros. Su órbita, no obstante, se mantiene estable por ser casi circulares, como las de los planetas; a esta similitud con los planetas se debe el nombre de objetos "clásicos" del cinturón de Kuiper).
Allí, hace bastante tiempo (casi un siglo en tiempo terrestre) gobierna un déspota tirano llamado Kron, que llegó al poder luego de imponerse en una supuesta guerra civil. Supuesta, ya que se trataba de una "operación negra" a gran escala. Se erigió como el salvador de su pueblo quien lo acogió con los brazos abiertos, ya que el caos y la ingobernabilidad, según los mass media, imperaban en Cubewano. No transcurrió demasiado tiempo para que los habitantes del planetoide se dieran cuenta de las verdaderas intenciones de Kron y sus huestes. Apelando al concepto de resguardo de la soberanía del planetoide, su autodeterminación y extirpar los "vicios del pasado", suspendió (realmente acabó) con las bases de la república e implantó un nuevo sistema basado en el orden, la tradición y, en especial, en el desarrollo del carácter serio de sus habitantes, porque la risa, según los ideólogos del nuevo régimen, había sido una de las principales causales de la pérdida de respeto entre el pueblo y sus autoridades, pilar fundamental del desarrollo armónico de una sana convivencia.
Es en este último punto donde nuestros humoristas tenían los días contados en su tierra natal.
(Continuará con "El destierro").

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