viernes, 26 de diciembre de 2008

La noche que quise ser el Grinch

Me senté relajadamante en mi sillón. Desde un comienzo fueron los programas especiales navideños. Desfilaron: Rodolfo, el reno de la nariz roja; Santa Cláusula; Un cuento de navidad; La misa del gallo y un largo etcétera... hasta que me dormí.

Entre sueños percibí la presencia (televisiva, se entiende) de un extraño ser verde y peludo que me miraba fijamente a los ojos. Mi fatiga pudo más y cerré definitivamente mis párpados. No sé cuanto tiempo estuve dormido en una incómoda posición, el caso es que una picazón me devolvió a la realidad. Subí al baño y quedé atónito al verme al espejo. Mi cara se encontraba colmada de largos y verdes pelos, mis mejillas se encontraban abultadas y mis ojos se habían vuelto amarillos. El resto de mi cuerpo presentaba tal perverso estado de metamorfosis, que intenté gritar espantado, sin embargo, en vez del aullido de terror asomó una risa sarcástica. No negué que me agradó tal condición. Volví a mirarme al espejo y me dije... ¡por qué no!

Así fue que contemplé el abismo, luché con el odio que me tengo, cené conmigo mismo y descubrí cómo solucionar el hambre mundial, sin contárselo absolutamente a nadie. Luego salí a hurtadillas de mi departamento e intercambié de piezas cuanto regalo se encontraba alrededor de cada arbolito de pascua de mis vecinos, esparcí grandes cantidades de sal en las carnes y ensaladas de las mesas tan bien dispuestas y tapé todos los conductos de los sanitarios. La misión estaba cumplida. El Grinch nuevamente había arruinado la navidad...

Al día siguiente me invadía la culpa. Me levanté para enfrentar a mis vecinos y a mi funesto destino. Salí al pasillo, pero la alegría los invadía. Estaban divertidamente intercambiando sus regalos y bebiendo líquidos en grandes cantidades.

Sólo me quedaban dos inmensas dudas... cómo lo harán ellos cuando tengan que hacer la digestión y cómo me las veré yo en mi trabajo con mi nuevo look...

sábado, 15 de noviembre de 2008

Un falo temperamental.


Él se levantó de la cama sintiendo el dolor de la derrota más terrible experimentada en su vida. Al otro costado del tálamo la fémina, aún incrédula, no daba crédito a lo que había experimentado. Sus amigas le habían comentado que este pedazo de macho garantizaba los más variados y exquisitos orgasmos femeninos, como también inauditas y excitantes posturas . Sin embargo, el apéndice viril esta vez no había presentado cartas de ciudadanía en toda la noche. Con el rabo literalmente entre las piernas abandonó el departamento de la bella y deambuló por Santiago el resto de la noche.
Despertó postrado en un banco de la plaza ubicada al costado de la Biblioteca Nacional y decidió consultar a un urólogo amigo de un amigo. El facultativo lo despidió explicándole que se encontraba cero kilómetro y la probabilidad de que fuera algo mental comenzó a rondar en su cabeza. Reflexionó, buscó semejanzas y diferencias en experiencias anteriores y ató cabos sueltos. La mayoría de las veces había funcionado entre lo razonable y lo espectacular, sin embargo una y sólo una vez, realizó la operación amorosa para dar cumplimiento a su rol de hombre con tradiciones cavernarias, pero sin sentir el más mínimo placer. En ese punto se detuvo y permaneció pensativo largos minutos. Era muy similar a la actual penosa performance que le quitaba el sueño.
Fue en ese momento que ocurrió lo impensable. Su maestro de ceremonias, como tan acertadamente lo llamaba, le habló... Le reveló una cuantas verdades de sí mismo y de su persona, le explicó que el amor no era un deporte y que los sentimientos también afectaban a su amiguito de correrías.
Desde ese momento es un hombre feliz. Votó acertadamente por la monogamia. Se enamoró de verdad y por vez primera ganó un amigo y confidente para toda la vida.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Un nuevo cortísimometraje...a la manera de Julio Cortázar.


Ella detiene el auto frente a una placita de escaza luz. La conversación de él es trivial. Aburrida de la escasez de recursos del galán ella enciende el motor. Motor no responde a los requerimientos del encendido. Problemas de batería, dice él. Problemas de batería, repite ella. Finalmente deciden entrar en acción. Auto con espacio poco propicio para el evento en carpeta. Llegada del remolque. Ambos sorprendidos por la rapidez del servicio no solicitado. Hombre en mameluco recarga la batería, carga el auto a la grúa y la sobrecarga con las pertenencias y ropas de ambos. Desnudos se recriman, pero se observan de reojo. Hombre del mameluco sólo sonríe, ya que no acepta reclamos ulteriores.

sábado, 18 de octubre de 2008

IN (coherencia)


Los hechos de la vida siempre terminan ubicándote en tu exacto lugar.
Era un viernes en la tarde. La peor hora del día para impartir clases. En especial a los alumnos de un Octavo Básico. Preadolescentes que poseen intereses relacionados con la farándula nacional, sus posibles pareja de pololeo o los bailes de moda, pero ni siquiera rozan la atención ni les interesa el trabajo que yo les propongo en ese maldito horario.
Sin embargo, ese día me proponía dar un vuelco a la historia y realizar la mejor clase jamás concebida.
Logré su concentración en escasos minutos. El objetivo se lograba sin muchos esfuerzos, hasta que golpean la puerta. Eran jóvenes de cursos superiores, quienes demandaban la presencia de dos niños para ensayar un baile por motivo de la actividades festivas del aniversario de nuestro colegio. A regañadientes los dejé ir. No en vano, las autoridades nos habían solicitado dar permiso a todo estudiante que participara en dicho evento. Continué mi clase, pero por poco tiempo. Las interrupciones se sucedieron: permiso para los seleccionados de fútbol, para los actores del sketch, para los músicos de la batucada.
En medio de tal desastre, detuve el éxodo de estudiantes y reconvine fuertemente a los disentes que aún permanecían en mi clase. Juré no abrir la puerta a nadie más, así se estuviera acabando el mundo y que su salvación dependiera de nosotros.
Golperaron una vez más... Hice caso omiso... Tocaban con insistencia. Enojadísimo abrí de par en par las puertas del salón y con mi voz más enérgica espeté:
- ¡Qué desea!
Una tímida voz contestó:
- A usted, lo venimos a buscar para que ensaye el baile de los profesores.
Abandoné la sala con la cabeza baja y sintiendo el ardor de las miradas de mis alumnos en mis espaldas.
Sólo pensé:
- Hago lo correcto. No vaya a ser caso que mi alianza pierda puntos porque los privo de mi concurso...

viernes, 29 de agosto de 2008

El alma nacional

2 ÁTOMOS DE CARBONO,
1 DE OXÍGENO
Y 6 DE HIDRÓGENO


El jueves pasado en la noche los contrastes se andaban estorbando unos a otros. Aunque, también se escapó una coincidencia. Mi hijo mayor salió con unos amigos de la universidad a carretear. Yo tuve una cita con una encantadora fémina esa misma noche. Él fue a la disco más famosa de Valparaíso, El Huevo. La preciosa damisela y un servidor dirigimos nuestros danzantes pasos a la disco Eve de Vitacura. Su fiesta temática se denominaba Monstruos del rock. La mia era un After-office. Ambos llegamos puntuales al evento. Él a las doce de la noche, yo, a las diez. Su movida era, entre otras, disfrutar en vivo de música en cuatro ambientes. La mia era bailar al ritmo de los maravillos sones ochenteros. Se dedicó a poncear (1) toda la noche a varias lolitas del lugar. Si yo intentaba siquiera mirar más de la cuenta a una morena de ceñidos jeans era hombre muerto. El pagaba todo con su credencial universitaria, que daba interesantes descuentos. Mi chequera sufría cada vez que la abría. Ingirió chelas a destajo. Bebí un margarita, un clavo oxidado, un mojito y un destornillador. Ambos acabamos en el baño en calamitoso estado de intemperancia, abandonados, sucios y pensando cómo llegaríamos a la casa sin despertar a nuestra madre/esposa.

(1) Poncear: V.I. (del latin poncius, -are). Manifestaciones tactiles de cariño realizadas por un hombre a distintas mujeres en un breve lapso de tiempo, en un mismo evento y lugar y con la complacencia de toda la concurrencia. Carreter, Lázaro. Diccionario práctico de lolalia. (copyright en trámite).

martes, 8 de julio de 2008

Economía de Mercado

Venta de chatarra
interestelar en el
Persa Bío Bío
Que no se llame a confusiones. Lo que expongo aquí con convicción y valentía no es un ataque artero al Mercado Persa Bío Bío. Si existe algún lugar amado por mí en Santiago es este pedazo de cielo anárquico que se ubica en el populoso barrio Franklin. No en vano he gastado y he gustado durante largos años de mi vida recorriendo y saboreando cada galpón, cada cuadra, cada vericueto de este pacífico monstruo laberíntico capitalino. Habiendo dicho esto, me veo en la obligación de denunciar un tráfico de artículos cuyo origen no es terrestre.



¡Qué más da! dirá usted y con justa razón. A qué tanta alaraca por otra de la muchas infracciones que se cometen en este lugar. La esencia del Persa es el trueque ilegal, a vista y paciencia de la autoridad (in)competente (¡esa es la gracia!). Por cierto que usted posee la razón, pero esas infracciones eran nuestras, criollas, güachacas. Que comenzaban con nosotros y acababan con nosotros. Las leyes no escritas las imponíamos según nuestros pareceres y si preguntarle la opinión a ningún mandamás, ni siquiera a los milicos durante los setenta y ochenta, salvo cuando el alcalde Ravinet, en los noventa y sin consultarle a nadie, trazó el actual "plan regulador" del Persa Bío Bío y lo modeló como se conoce en la actualidad.


Al punto. En este cuasi sacrosantro lugar se trafica mercancía venida de otras galaxias. Quizás para algunos sea la noticia del siglo, toda vez que se dilucidaría la existencia de vida extraterrestre, constaríamos con tecnología de punta y todo esto ocurriendo nada menos que en suelo patrio. Quienes piensan así le erran fiero, porque este tipo de transacciones llevan décadas realizándose en los países del primer mundo, en donde el intercambio sofisticado de productos y servicios avanzadísimos es toda una realidad. ¿De dónde creen ustedes que los gringos y los japoneses obtienen sus adelantos y en tiempo record?




El gran problema es que la basura, el sobrante, lo que dejó de ser útil para el Occidente desarrollado llega a parar a nuestras ferias, disfrazado de ofertón, de ganga, de novedad del año. ¿Usted nunca se ha preguntado por qué tal cantidad de millones de dvd's y cd's de películas y música de tan buena calidad que se tranzan cada fin de semana? ¿Tantos miles de celulares habilitados al momento? ¿Tanto repuesto indicado y justo para ser utilizado? ¿Quién los fabrica? ¿Por qué siempre la policía detiene a los distribuidores y no al eslabón que origina la cadena del tráfico? Demasiadas interrogantes sin la debida respuesta.



Y las preguntas siguen: ¿por qué se lleva a cabo esta operación? ¿quién se beneficia con ella? ¿quién tiene el poder para encubrirla? Las respuestas, aunque usted no lo crea, son obvias. En primer lugar para mantener el status quo del subdesarrollo. En la segunda interrogante nuestra clase dominante tiene la palabra. Y por último, del '89 hacia atrás los uniformados y la derecha política son los socios fundadores del proyecto y del '90 en adelante la Concertación gobernante sólo se sumó a la lista de beneficiados. Desde esta humilde tribuna llamó a los santiaguinos de corazón, amantes de lo nuestro y de la libertad a elegir a organizarnos y crear conciencia que el Persa Bío Bío es producto nacional, no envasable, ni intercambiable y por ningún motivo desechable.

domingo, 22 de junio de 2008

Tedio productivo

SENSUALIDAD DE ALTO RIESGO
EN EL METRO DE SANTIAGO

Era una mañana como cualquier otra en el tren metropolitano. Andenes y carros atestados de gente que demostraban prisa por llegar a un destino predeterminado por misteriosas fuerzas que dominaban en las sombras. Yo sólo era un peón más, un binario perfectamente programado y que calzaba de manera precisa en el gran ordenador. Fue entonces cuando las vi...

En un primer momento se mimetizaban con nosotros. Sin embargo, una de ellas, aprovechando que el tren se detenía más tiempo del normal, extrajo un lápiz labial de su bolso y comenzó a deslizarlo por sus labios, mientras se miraba en un diminuto espejo. Las ojos de los pasajeros no pudieron evitar captar en toda su plenitud aquel sublime y mágico momento. Era sólo el inicio. Su acompañante, coquetamente, comenzó a aplicar en sus mejillas una base de rubor con un pincel de abultados pelos. Las otrora mujeres masa, ahora semejaban dos maravillosos ángeles.


A la mañana siguiente otras jovencitas, aprovechando las cada vez más frecuentes detenciones de los carros y ya advertidas de nuestro vivo interés en observarlas, comenzaron a acicalarse de modo sensual. Fue así que los delineadores cumplían con la tarea de renacer bellos ojos femeninos y la paleta de rimel, dibujaba cual artista los rostros de nuestros objetos, a esas alturas, ya deseados. Cada una de ellas competía por nuestra atención total y se nos dificultaba optar por sólo una de ellas. El torneo se desató y alcanzó niveles inauditos. Cada día poseía su afán. Nosotros, absolutamente agradecidos, tomabamos palco para presenciar el encuentro de cada mañana.

Ellas, ya no contentas con motivar nuestra líbido, se enfrascaron en despertarnos el morbo y el terror. No sólo se aplicaban el maquillaje eróticamente, sino que además lo efectuaban con el tren en marcha, agregando un peligro inminente. Con el corazón en la boca, nosotros esperabamos que luego de una brusca detención, un lápiz labial fuera tragado por una dulce boca femenina o aún peor, que un delineador reventara el ojo de una de las bellas. El paroxismo ocurrió cuando una colegiala se sentó resueltamente en el piso. Buscó dentro de su mochila el bolso de pinturas y dio comienzo a la operación, mientras sostenía un pequeño dulce de paleta en sus labios. Demás está decir que si el maquinista hubiera recibido la orden de detención perentoria, la estudiante habría sido aplastada por los numerosos pasajeros que la rodeaban.

Traté de abstraerme de tal horrorosa situación y dirigí mi vista hacia otro lugar, lejos de esas endemoniadas mujeres. Confieso que no me agradó lo que descubrí. Dos muchachos intercambiaban aviesas miradas en las que creí descubrir el que sería el germen del torneo masculino que se avecinaba. Si prospera esa maldita idea (y creo que nada la detendrá) optaré por viajar definitivamente en las destartaladas micros viejas. Por lo menos, en ellas nadie desea probarle nada a nadie. Además me da escalofrío pensar cuando aquellos jóvenes, arrastrados por el insano deseo de vencer a cualquier precio, acaben portando filosas navajas y se afeiten en seco, usando los vidrios de las puertas correderas como improvisados espejos mientras los carros del Metro se desplazan por la capital.

martes, 10 de junio de 2008

UN OBJETO (in)DESEABLE

La primera pin up chilena

Si a Rosita González le hubieran anticipado que su pacífica existencia sufriría un vuelco tal que nunca volvería a ser la misma, habría meditado varias veces el hecho de aceptar la invitación a Viña del mar de su amiga aquella calurosa tarde de enero de 1970. Frisaba los treinta años en ese entonces. Olga trabajaba de asesora del hogar en una elegante casa de la Ciudad Jardín y ese fin de semana las coincidencias andaban estorbándose unas a otras. Los dueños de casa viajaban al extranjero y el marido de Rosita, que en ese tiempo las hacía de vendedor viajero, se ausentaría hasta el martes. El convite a su amiga de la capital no se hizo esperar y aquella tarde de viernes ambas comadres se daban un gran abrazo en el terminal de buses del elegante balneario.



Disfrutaron de un opíparo desayuno al día siguiente y, luego de probarse varios trajes de baño de la patrona de Olga, enfilaron rumbo hacia Reñaca, la playa de moda de aquella época. La idea original era asumir el rol de jóvenes damas de la alta sociedad y disfrutar inocentemente de la travesura. Al llegar al esclusivo balneario, Rosita se despojó de su solera y dejó al descubierto su hermosa y provocativa figura. Sus senos eréctiles y su exquisita pelvis se encontraban apenas cubiertas por un diminuto bañador. El cuadro se acentuaban con el color oro mate de su fina piel y la sensualidad de su facciones, rematadas por unos ojos negros que inquietaban. Los rostros denotando admiración de los hombres en derredor no se hicieron esperar. Rosita ya había experimentado esa experiencia antes. Sabía que el chileno es intrínsecamente voyerista e inofensivo, además de sentirse inferior ante un momumento femenino.

Sin embargo, ese mismo día un singular personaje se encontraba en Reñaca. Era un gringo que había decidido aceptar la invitación de unos amigos a pasar sus vacaciones en Chile. Al observar a Rosita perdió el aliento y decidió abordarla de inmediato. Usando a uno de sus acompañantes como intérprete se presentó ante ella y le explicó su repentino y vivo interés. Era Carl Barks, un prestigioso y señero dibujante de EEUU, que otrora le había dado vida durante casi cuarenta años al Pato Donald y su familia en un famoso comic, pero que había abandonado hace algún tiempo su tarea y se encontraba replanteándose su vida. Hubo que vencer variados obstáculos de entendimiento, pero al final Rosita se enteró que este anciano deseaba contratarla como modelo de pin up. Para ello, le cancelaría generosamente si posaba para él.


Más por una chiquillada, que por interés monetario (Barks le canceló en dólares), Rosita fue su modelo por un día. Hasta ese momento su vida consistía en atender a su marido, a quien en ese tiempo amaba mucho, trabajar en su casa de costurera y realizar las labores de casa. La idea de convertirse en una reina deseada por una vez la sedujo poderosamente. Barks realizó variados croquis de su figura y gastó al menos tres rollos fotográficos en ella. Rosita retornó a la capital y a su vida y durante un tiempo no se habló ni se supo más del asunto. Hasta que su confidente amiga de la Quinta Región la llamó para indicarle casi a gritos por el teléfono que comprara la última edición de la revista Play Boy, ya que en la biblioteca de su patrón descubrió que la bella aparecía en sus páginas interiores. Rosita ignoraba la existencia del sexista producto, pero luego de arduos esfuerzos dio con la revista en un quiosco de Providencia y constató que Barks la había dibujado en blanco y negro y completamente desnuda sobre unos inmensos almohadones.

El calor que sintió su cuerpo, mezcla de orgullo y placer, fue indiscriptible. Pero la cordura primó en ella y guardó bajo siete llaves la erótica publicación e intentó proseguir con su vida. Sólo quedó en el intento, ya que varios artistas del desnudo sugerente, enamorados de su figura, la visitaron en ese entonces. Se citó en secreto con cada uno de ellos. Así recorrieron su cuerpo con el lápiz y la plumilla, nombres de la talla de Dave Stevens, Fran Frazetta y George Petty, quienes supieron de la existencia de un pequeño país sudamericano sólo por contemplar, admirar y retratar a Rosita. Rechazó una a una las invitaciones a acompañarlos al país del norte. Rosita era una mujer fiel a su esposo.
Eran tiempos extremos. El gobierno de Allende daba evidentes muestras de deterioro y el desabastecimiento campeaba. Los honorarios de Rosita cancelados en verdes billetes servían para enfrentar la penosa situación familiar, sin que su marido se enterara de su procedencia, evidentemente.


Rosita creyó que sus penurias acababan, porque caía el líder de la Unidad popular, junto con su administración y era reemplazado por un gobierno de militares. Rápidamente se unió a la causa de la Reconstrucción Nacional, eufemismo que usaron los jerarcas de la época para denominar a su proyecto de dominación y se unió a la agrupación de CEMA Chile, comandada por la esposa del general en jefe del gobierno. Incluso se rio de buena gana cuando se enteró que un desconocido dibujante norteamericano la dibujó (ella dedujo que había utilizado fotos de Barks), posando como una cosmonauta soviética. Lo atribuyó a que su breve carrera de pin up la había realizado durante el gobierno izquierdista anterior, por lo que el anónimo artista se había confundido.


Trabajabando denodadamente para su familia y la causa de los nuevos patrones nacionales fue invitada a una recepción de militares y esposas. Los lascivos ojos de los uniformados se posaron en su bella figura y recibió una sugerente invitación a una reunión privada con los mismos. Se negó tajantemente y abandonó el lugar indignada. Ante tal negativa, algunos mandamases pidieron investigar a esa china que declinaba de una manera tan altiva una invitación que las mujeres más hermosas del país aceptaban gustosas. Detectar su supuesta vinculación con el comunismo internacional (debido a la imagen de la astronauta) y llevarla a un centro de detención fueron acciones que se sucedieron en sólo una noche.
Rosita comenzaba su calvario. Fue dejada en libertad tiempo después sólo luego de comprobar, con apremios espantosos, que era una alma libre cuya conciencia reducida no le permitía entender en lo que se había involucrado. Su marido se enteró de su pasado de modelo erótica y su supuesta inclinación socialista y se convirtió en un torturador más. Rosita, con lágrimas en los ojos, lo abandonó y se sumió en el más trágico de los silencios. Hasta que con el advenimiento de la democracia, intentó que repararan su vida mancillada. Fue inútil. Los distintos gobiernos concertacionistas no desearon involucrarse, según ellos, con una mujer que había coqueteado abiertamente con el marxismo más extremo y con la dictadura nacional más cruenta de que se tenga memoria, sin considerar que había vivido una vida licenciosa. Además sus detractores, al enterarse de todo, la utilizarían para atacar duramente a las nuevas administradores de palacio.
Termino estas palabras teniendo a Rosita González, ya de casi setenta años marcados en su rostro y absolutamente sola, frente a mí. Le consulto por la opinión que posee de todas y cada una de las personas que desfilaron por su vida, incluyéndome a mí en su calidad de cronista, luego de su lastimoso periplo. Creo que la última imagen de esta narración contesta con creces tal pregunta.

sábado, 31 de mayo de 2008

El síndrome de Peter Pan.

¡INSÓLITO!
SEUDO GRUPO KISS
LA ROMPE EN COLEGIO CAPITALINO
Ellos eran los profesores...
Comentario musical de
Michael Phillip Jagger
Escarbando en la gran maraña de hechos inauditos a los que he asistido en mi vida, el que les relataré ocupa un lugar de preferencia. Y las razones son variadas.
En mis comienzos de reportero, mi jefe de página me ordenó cubrir los incipientes festivales escolares de los setentas. Los estudiantes adolescentes eran nuestros lectores objetivos y darles cabida por vez primera en nuestra revista era dar un golpe de audacia, aparte del evidente olfato comercial subyacente. Asistí a cuanta presentación fuera posible. Recorrí los colegios e institutos educacionales de casi todo Santiago. El patrón era el mismo, con leves variaciones : presentación de grupos estudiantiles locales y comunales que soñaban con ser grandes rockeros y que apenas rasgueban guitarras, destrozaban baterías o enronquecían voces, intentando emular a Deep Purple, Led Zeppelin, Black Sabbath y una eterna nómina de superstars. Finalmente se presentaba el plato de fondo, que era la presentación de un grupo musical de cierto renombre a nivel underground. Es allí donde tiene origen mi cuento...
En un colegio del sector oriente de la capital, cuyo nombre no enunciaré para cubrir el nombre de todos los inocentes e involucrados, el Centro de Alumnos se aprestaba a organizar el mayor evento musical de sus vidas. Se dieron el lujo de llamar a audicionar a los mejores grupos de la comuna y se consiguieron a una banda tributo que imitaba a la perfección al poderoso grupo norteamericano KISS, ídolos de aquella época. La presentación del estos alter egos musicales incluían una cuidada estética glam, un sonido respetable para una banda nacional y el gran final, con fuegos artificiales, potentes luminarias y grandes explosiones. En resumen, los asistentes casi estarían convencidos que se encontraban viendo a KISS en Chile.
Las entradas se agotaron rápidamente y el recinto no daba cabida a ninguna alma más. El show daba comienzo y las distintas agrupaciones se sucedían en el escenario. Sin embargo, en el ambiente la impaciencia subía, debido a la espectación que despertaba la presentación del tributo a KISS. Pero estalla el drama. Tres de los integrantes de la banda comienzan a manifestar fuertes dolores estomacales, acompañados de mareos y vómitos. Lo que se supo tiempo después fue que al concesionario del casino del colegio le habían comunicado que cesaba funciones a fin de mes, luego de cinco años de servicios y él no encontró nada mejor que despedirse y vengarse, dándoles de comer alimentos descompuestos a la banda. La situación amenazaba con desbordarse cuando a la secretaria del centro de Alumnos se le ocurre una solución que marcaría toda una época en los anales de la música escolar. Nunca se supo cómo convencieron a unos profesores del recinto, los vistieron con los escasos trapos que tenían ( la banda tributo se había llevado toda la infraestructura), los maquillaron y fueron lanzados al escenario...
El éxito fue inmediato. Los "improvisados rockeros" cantaron rock and roll all night y el el recinto reventó en una catarsis sin precedentes. Se olvidaron del evidente y deplorable mal estado físico de los músicos, en especial del vocalista que imitaba a Gene Simmons, y que el socías de Ace Frehley se equivocara por partida doble, toda vez que ejecutó una guitarra Tizona y no la Gibson Les Paul correspondiente, además de ataviarse como Slash de Guns N'Roses. La guinda de todo este postre es que los docentes renunciaron a sus trabajos, no porque la dirección del establecimiento encontrara inapropiada su "performance" para representantes del magisterio, sino porque la banda tributo a KISS los contrató como teloneros de su espectáculo y se fueron de gira por Sudamérica con el inquitante nombre de DECADENCIA KISS.
(Comentario extraído de la revista juvenil "19")

domingo, 25 de mayo de 2008

Dentro de la utopía subyace la distopía, pero al interior de esta última se encuentra el verdadero ideal.

Flor de Mayo F.C.
La otra pasión...






Comentario deportivo de
Manuel Francisco Dos Santos.

Era uno de los cientos de mails que llegan a mi computador, cuyo destino no era otro que la papelera de reciclaje. Sin embargo, por un error de tecleo, en vez de eliminarlo, lo abrí. Fue uno de esos momentos fortuitos que, con el tiempo, uno agradece toda la vida. Unos equipo de fútbol de adolescentes me invitaban a conocer su minúscula y silente liga de fútbol, llamada "Los Lancondinos", ubicada a los pies de la cordillera. Me emocionó la candidez de la invitación, en especial creyendo que la tomaría en cuenta. Cansado de escribir las mismas sandeces de siempre de nuestro predecible balompié profesional y criollo y arriesgándome a una severa reprimenda de mi editor, me contacté con los organizadores y partí a cubrir "el gran reportaje."


Al llegar, mi primera impresión fue de decepción. Los partidos prácticamente se jugaban en familia. Unos cuantos amigos y las pololas de los futbolistas acompañaban a este puñado de soñadores. Sin embargo esto no amilanaba a los organizadores. Es más, parecía que esa soledad los hacía más fuertes de carácter. Me recibieron los dirigentes del club "Flor de Mayo F.C.", quienes eran los responsables de la invitación. Me enteré que pese a no tener nada, querían hacerlo todo y deseaban un espacio minúsculo en la revista que yo trabajaba.
Acompañé toda la tarde a este grupo de deportistas e intenté registrar sus desventuras, si el término cabe, porque su nivel futbolístico era deplorable, toda vez que desconocían las herramientas técnico - tácticas más básicas, como también las mínimas reglas de administración deportiva. Sin embargo poseían algo que me atrapó para siempre. El corazón no les cabía en el pecho a la hora de practicar su pasión dominguera, además su solidaridad para con el otro era encomiable. Fue una pequeña fiesta para recordar por mucho tiempo.



Al marcharme, con una sonrisa en los labios, no quise dejar en el tintero una de las imágenes que retrata fielmente a este quijotesco grupo humano. El alegato al árbitro por una falta supuestamente injusta y la posterior tarjeta como reprimenda, que ocurre en todas las canchas del mundo. La "calentura" y luego... nada. Nos encontramos en el tercer tiempo: jugadores, árbitro, dirigentes e invitados para degustar el asado y una conversación postpartido, amena, distendida y colmada de camaredería.
(Extractado de la revista deportiva "Gol y Gol")

martes, 6 de mayo de 2008

Una tertulia bizarra


El comentario televisivo de Lou Ferrigno(*)

Luego del holocausto nuclear, ¿Japón evolucionó, dejando atrás a todo el resto del orbe o aguarda el mejor momento para cobrar antiguas deudas, según un análisis profundo del manga y el animé? ¿Sabía usted que Robert Blake, el actor que interpretó a Baretta, gran serial de los setentas, se encuentra en un grave predicamento? ¿Se imagina a José María de Navasal como periodista deportivo y cubriendo el mítico Mundial de Fútbol de 1950, ese del maracanazo en Brasil? ¿De verdad sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Parecieran interrogantes lanzadas caóticamente, pero quien piensa así le erra por mucho. Son interesantes y variopintos temas que abordan cada domingo en la noche por el canal ARTV un disímil grupo de contertulios cuya única motivación es el gustar de una amena y desestructurada conversación y degustar, con igual fruición, una opípara cena regada con finos mostos en el restaurant Los Corrales de Providencia, lugar desde donde se transmite el programa.

Todo comenzó cuando Eduardo Wood Jr. , su director, planteó a los ejecutivos del canal ARTV un embrión que se encontraba en su cabeza ya hace algún tiempo. Según él, no se había explorado los gustos de ciertos adultos que gozan contando y escuchando historias que están relacionadas con su infancia, adolescencia y juventud, pero cuyas temáticas no son tradicionales ni apelan al lugar común. Al contrario, se destacan por su excentricidad y marginalidad, usando como referencia contenidos televisivos, cinematográficos, deportivos, policiales, políticos, y un extenso etcétera, pero centrando la mirada en el dato "freak" o la anécdota inquietante que rodeó un hecho o persona pública. Con ello, Wood dio en el mismísimo blanco, ya que instaló un nicho desconocido hasta ahora.
La primera tarea fue conformar la mesa redonda. Para ello, se entrevistó con decenas de personas que cumplieran el perfil, es decir, gente de apariencia conservadora, pero de profesiones u ocupaciones fuera de lo común y con un acervo narrativo que ya se lo quisiera cualquiera. Luego de maratónicas sesiones de entrevistas se conformó el equipo que originalmente constaría de seis integrantes. Por confesiones del propio director supimos que el sexto personaje era de profesión Inspector de Colegio, noble y abnegado trabajo, pero que su segunda ocupación, esta es de piloto de avión, nunca pudo ser debidamente acreditada (ver Ficha técnica). Por ello, cada domingo se suple esta pérdida con un invitado especial ad - hoc al estilo y temática del programa. Les adelantamos que en futuros programas podremos saber qué fue de Agustín Arenas y Yamilet Fernández, más conocidos como Súper - Taldo y Yamilet, la curandera de los setenta.
La temporada 2008 de este especial club acaba en Julio, aunque su ciclo se repetirá durante todo el resto del año. Finalmente, y lo que eleva aún más la calidad del programa, es que a Eduardo Wood Jr. lo llamaron desde USA para que dirigiera la segunda parte de su afamada película Plan 9 del espacio exterior. Le invitamos entonces a pasar al comedor y saborear las bizarros cuentos de estos señores, que hacen el ridículo, pero con estilo.

Ficha técnica.
Nombre del programa: El Club de la Tertulia.
Canal: ARTV
Horario: domingo, 24.00 hrs. (repetición lunes, 04.00 hrs.)
Dirección: Eduardo Wood Jr.
Contertulios:
Mike Wilson (tarotista y vendedor viajero)
Titus Wayne (sicomago y administrador de cabaret)
Toto Miguez (prestidigitador y vista de aduanas)
Sammy Davis (alquimista y perito calígrafo)
Leoncio León (corsario y dueño de colectivos Santiago - Puente Alto).

(*) Comentario extraído del suplemento de espectáculos del diario Las Antepenúltimas Noticias de Mañana.

domingo, 4 de mayo de 2008

De cumpleaños y no cumpleaños.


Alicia había dejado de soñar (no en vano su edad ya frisaba los cuarenta y cinco años). Sus hermosos y cansados ojos despidieron las escasas lágrimas que derramaba en solitario.
En un postrero esfuerzo evocó aquella tarde. Aquella hermosa tarde en que el Sombrerero Loco le había celebrado el único cumpleaños de que poseía memoria. La mesa se encontraba bien dispuesta, pese a que el señor ya había perdido la costumbre de disponer cubiertos, platos y servilletas. Ella apenas contenía las emociones. Sentirse festejada, alagada, tomada en cuenta al fin. Abrazó al Sombrerero y lo besó apasionadamente. ¡Qué importaba el mañana cuando tenía frente a sí un presente extraordinario!
Degustaron las galletitas con forma de animalitos, el té de finas hierbas y los biscochitos de chocolate. Cantaron hasta quedar sin voz aquello de feliz, feliz no cumpleaños, para mi, para tú.
Al caer la tarde y exhaustos de reír se prometieron amor eterno. Ambos sabían que las mentiras en esas circunstancias se pasan por alto. La despedida, sin embargo, acercó aún más sus corazones.
Un molesto ruido de pasos en la entrada del departamento volvió a Alicia al centro mismo de su enajenada realidad. Escasa importancia le concedió a tal predicamento. Había visitado nuevamente el País de las Maravillas y eso ya era suficiente.

sábado, 26 de abril de 2008

El lugar común

Una nueva batalla tribal(*).


La columna de Temistocles Jerez de la Sota

(Profesor de Ética y Moral)


"Nos llueve sobre mojado". "Caímos de la sartén a las brasas". "Salimos de Guatemala y llegamos a guatepeor". Usted, amigo lector, use la sentencia que más le acomode. De todas maneras el resultado es el mismo: pierde Chile una vez más.

Cuando ya creíamos haberlo visto todo en nuestros hedonistas y desorientados jóvenes, estos nos sorprenden una vez más. Si en el pasado reciente convivimos (y aún soportamos) a Pokemones, Otakus, Visual, Emos, Góticos y un largo etcétera de esta caterva de tribus urbanas que pululan nuestra capital, hoy debemos prepararnos para la llegada de Vampiros y Licántropos.

A los primeros debemos soportarlos todas las noches. A los segundos, afortunadamente, sólo las noches de luna llena. Sus lugares predilectos, al igual que las tribus antes mencionadas, son bares, discoteques, pubs y recitales de "música" rock. Es aquí donde aparece la primera molestia ocasionada por estos tunantes, ya que los vecinos de estos lugares deben padecer el ruido ensordecedor de los gruñidos, los gritos desgarradores de sus víctimas y aullidos que realmente desquician a cualquiera.
No sólo coparon (más bien se tomaron a la fuerza) las calles de nuestra capital, sino que además se enfrascaron en un sórdido combate sin cuartel. El conflicto dio comienzo cuando sus presas humanas escasearon, ya que los integrantes de las otras seudo - agrupaciones cayeron en cuenta y se pertrecharon de cruces (los Góticos ya las llevaban consigo), redomas de agua bendita y revólveres artesanales cargados con balas de plata, frustando las intenciones de sus depredadores (el ajo no fue utilizado, porque afeaba el estilo de todos).
Se ha vuelto habitual cada noche santiaguina ver como Vampiros y Licántropos se despedazan unos a otros. Todo esto a vista y paciencia de la autoridad gubernamental. No se preocupe. Ya sabemos por anticipado la respuesta de nuestros iluminados líderes. Formarán una comisión de "expertos" que estudie el tema, evacuarán un informe que no leerá absolutamente nadie y cobrarán un jugoso cheque, pagado con los impuestos de todos los contribuyentes de este atribulado país, mientras tanto estos estólidos y despreocupados "jóvenes caballeritingos" continuarán haciendo de las suyas.
La verdadera solución usted y yo ya la sabemos: mano dura, tolerancia cero, "duro con el que dura más". Pero nuestros abnegados policías, aparte de no contar con la dotación de hombres adecuada, se encuentran atados de pies y manos. Bastará con encerrar a estos energúmenos "chupa sangre" (en el sentido literal de la palabra) una noche, para que acto seguido, abandonen de inmediato la justa reclusión carcelaria, porque nuestro débil sistema judicial así lo permite.
¡Alzo por enésima vez mi voz de absoluta protesta ante este nuevo vejamen!
De todas maneras, ya afilo mi lápiz de mina blanda Nº2, con el fin de votar correctamente en el 2009 para que nuestras nuevas y ejecutivas autoridades desalojen a Otakus, Emos, Vampiros, Licántropos y... usted bien sabe a quien más desalojarán.
(*) Columna de opinión extraída del diario El Moderado, cuerpo A, pág. 3.

viernes, 18 de abril de 2008

El advenimiento de un nuevo hrönir.

Espectacular lanzamiento de novela CI - FI.
El púgil de Mike Wilson aterriza en Santiago de Chile

El escritor autografiando su creación rodeado por sus discípulos


El pasado martes 15 de abril se recordará como una de las fechas más bizarras del calendario artístico nacional. En el Café Literario del Parque Balmaceda se dieron cita un heterogéneo y númeroso grupo de personas para asistir al lanzamiento de la novela El púgil del escritor argentino - norteamericano Mike Wilson.


Mike Wilson, avencindado ya hace algo más de tres años en nuestro país, refresca las letras nacionales entregándonos su última creación. Una novela que ni sus conspicuos presentadores J.Baradit, A. Bizama y F. Ortega (pertenecientes, al igual que Mike, a la nueva generación de fabuladores) se atrevieron a ubicar cabalmente. ¿Ciencia - Ficción?, ¿Fantaciencia? ¿Literatura de anticipación?. La única certeza es que El púgil es una excelente novela que debe ser leída con fruición(1).



El propio Wilson nos adelantó algunos derroteros a seguir en su obra. Aunque por razones obvias no adelantó el contenido, si nos contó una experiencia personal que contextualizaría en parte su mensaje. Vio, en años pasados, un extraño programa en un canal de cable (probablemente el Infinito) en donde la temática central era el enojo que sentían algunas personas con sus electrodomésticos y como los maltrataban. Sin embargos estos últimos se vengaban de sus dueños de las maneras más inverosímiles que nos podamos imaginar. De alguna manera lo anterior se relaciona con la trama (2).

Nosotros agregamos que si el lector es cinéfilo, telemaníaco, adicto a los comics y enconado enemigo de las clasificaciones , es decir, proclive a la cultura Neopop y al Posmodernismo El púgil se convertirá en un manual de cómo desestructurar aún más su ya desestructurada existencia. Larga vida a Mike y a su esquizofrénica generación de biomecanoides sobrevivientes del fin del mundo que nunca ocurrió.

Foto 1: presente en la gala encontramos a Toto Miguez, Ministro Plenipotenciario de Pepeslavia; Sammy Merriñou, Cónsul de Dolaronia y Richy Belafonte, actor del film chileno El ataque de las arvejas mutantes asesinas.

Foto 2: nuestro festejado acompañado por Pipe y Pato, integrantes del "Grupo de los Diez", junto a Titus Wayne, agregado cultural de la República Independiente de Avellaneda.

domingo, 13 de abril de 2008

Extraños vecinos extraterrestres

La experiencia generalmente será mejor pedagoga que la teoría. Digo esto ya que esa noche comprendí cabalmente el significado del concepto paranoia (perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas, según el Diccionaro de la Real Academia Española de la Lengua).
Durante años les enseñé a mis alumnos que la paranoia era una de las características fundamentales que poseía el mundo literario de la Ciencia - Ficción. Toda vez que nos atemoriza sobremanera el presentir que las invasiones extraterrestres, lo inexplicable y el fin de la humanidad podrían estar agazapados a la vuelta de la esquina y dispuestos a estallar sobre nuestros rostros.
Esa vez me había quedado trabajando hasta tarde en el colegio. Salí de la oficina sin antes ver el reloj de la pared. Eran las 11.07 hrs. Salvo el nochero, no se encontraba persona alguna en el recinto. Aseguré la puerta y me disponía a salir cuando detrás del murallón que divide el recinto educacional vi una extraña iluminación. Como me encontraba en un segundo piso mi posición de vigía parecía ideal. Es un terreno abandonado sólo poblado por malezas y algunos automóviles en mal estado, que se encuentran detrás de un servicio bencinero ubicado en el Cantagallo.
Los destellos le dieron al recinto una apariencia tenebrosa, porque se dibujaban en la oscuridad los contornos de los vehículos y las matas semejaban brazos extendidos. Paralizado por el miedo y detrás de un delgado pilar del edificio observaba como se abría el piso de tierra y escombros de donde emergía lentamente una nave circular de moderadas proporciones. Detuvo sus maniobras cuando su base se encontraba a ras del piso. Esperó unos segundos y levantó el vuelo a una velocidad inaudita, perdiéndose en la noche santiaguina.
Salir lo más pronto posible del lugar, llegar al paradero de microbuses y subirme a uno de ellos deben ser las empresas que más rápidamente he cumplido en mi vida.
Ya repuesto de la experiencia y sudado entero estúpidamente reflexioné en voz alta:
- De ahora en adelante portaré mi cámara fotográfica en mi mochila, desde mañana prestaré más atención a los trabajadores del servicentro gasolinero e intentaré detectar que se traen entre manos y finalmente me disculparé con mi hermano menor, quien construyó en el sótano de su casa un búnker.

viernes, 11 de abril de 2008

Una condena asumida


Quiero desear con todo mi ser que los sueños no posean la premonición como única ruta de entendimiento. La otra noche tu alma me visitó y me aterraron las visiones oscuras que me deparó esa presencia febril. Te visualicé muerta en vida. Una cataléptica voluntaria, que asume resignada su destino impuesto por fuerzas que cree no poder controlar. Llorabas silenciosamente para no molestar a los otros. Esos otros que te señalaban con dedos acusadores que tú crees justos, aunque no conozcan todos los hechos de una hermosa causa emprendida por tu imprudencia de mujer. Dejabas que las alimañas llevaran tu níveo y aromático cuerpo por zonas nebulosas y comparecías ante el gran juez de las profundidades. El veredicto ya lo conocías de antemano e ingresabas mansamente a las catacumbas finales. Te dabas sólo una licencia: volteabas la cabeza y me dedicabas una última y lastimosa mirada, suplicando perdón.
Durante la mañana siguiente no logré concentrarme un minuto en mis asuntos e invoqué el día entero a Calderón, quien por boca de Segismundo, el vidente, sabiamente decía estas palabras:
...soñemos, alma, soñemos
otra vez; pero ha de ser
con atención y consejo
de que hemos de despertar
deste gusto al mejor tiempo... (*)
(*) La vida es sueño. Calderon de la Barca. Jornada III. Versos 172 a 176.

domingo, 23 de marzo de 2008

Bujolandia chilensis



(Portada de "BarsaMan", creado por Jucca)



(Texto extraído de "El triunfo del mito")



Siempre he fantaseado con el hecho de saber el paradero actual de toda la fauna de personajes de comics nacionales que acompañaron mi niñez y mi adolescencia.

Si estuvieran aún entre nosotros: ¿vivirían en Chile o habrían emigrado?, ¿seguirían ligados, aunque indirectamente, a sus antiguas actividades?, ¿habrían dado un vuelco a su vida?, ¿se encontrarían jubilados?

Me interné por las calles de Santiago. Realicé algunas visitas a ciertos extraños seres de la urbe capitalina e intenté averiguar qué fue de ellos. He aquí el resultado.






Condorito. Fue la inmediata respuesta nacional al personaje "Pedrito", un pequeño avión chileno que intentaba cruzar la cordillera de los Andes, creado por industrias Disney y que no encarnaba el sentir del alma nacional.

Individuo de extracción popular, vivió su época de gloria en los sesentas. Se mantuvo estable en los setentas y ochentas y se volvió rico en los noventas. Actualmente se pasea por todo el continente americano, amasando fortuna y vendiendo todo el mercadeo que rodea su imagen. Ha olvidado por completo su origen humilde y su humor, otrora fresco y natural. Es más, han involucionado tanto sus chistes hasta considerarse casi para infradotados. Un caso lamentable, pero excepcional de adaptación al medio.





Mampato. Surgió a finales de los sesentas. Un preadolescente bajito que se llamaba Patricio, Pato para sus íntimos. El primer día de clases sus compañeros, al verlo tan pequeño, le apodaron como Mampato (un caballito enano). Joven inteligente, con sólidos valores y valiente como el que más. La vida lo premió entregándole un cinto espacio-temporal que le permitía viajar a la época histórica que él quisiera. Se aventuró a la prehistoria, la Independencia de Chile, el futuro y visitó varias civilizaciones antiguas. Un viajero del tiempo que cumplía los sueños de H.G. Wells. Pero creció y se sumergió en el tráfago de nuestro "modus vivendis", para luego desaparecer sin dejar rastro. Todos los indicios apuntan a que usó por última vez su maravilloso cinto y se trasladó al siglo cuarenta, llevando con él a Ogú y Tinalín, su fiel compañero cavernícola y su esposa. La razón es muy simple. En esa época se encuentra Rena, la telépata y el amor de su vida, con la que contrajo matrimonio y vive una apacible vida de cuarentón satisfecho. Tal vez su único cuidado es no tener malos pensamientos ya que ello fastidiaría a su esposa.





Pepe Antártico. Es tal vez quien mejor encarnó los deseos libidinosos de los hombres de este país. Su apogeo lo vivió entre los sesentas y setentas. Soltero y mujeriego empedernido, no se le escapaba ninfa alguna y sus conquistas eran resonantes. Lo que nunca contó fue que, por las dudas, visitó a un urólogo quien le detectó veinticinco tipos diferentes de enfermedades de transmisión sexual, de las cuales dos no poseían explicación científica. El facultativo, asombrado por el hallazgo, presentó el caso en un simposio médico en donde galenos norteamericanos se interesaron vívamente. Le solicitaron muestras de sangre a Pepe y se las hicieron llegar a la NASA, ya que que ambas enfermedades mencionadas no eran de origen terrestre.

Cuando llegó la vejez a su vida decidió retirarse de las lides amorosas para escribir sus memorias, sin embargo con la aparición del viagra reconsideró su decisión.


Don Memorario. Fue uno de los íconos de la derecha chilena. No sé si por ese motivo nació anciano. De agudo humor y desde su reposada vida de jubilado, nos entregaba su visión conservadora de la realidad junto a su inseparable amigo de sombrero hallulla y su nieto. "El período en que vivimos el peligro solapado" fue asumido por él como un bálsamo para su espíritu. Sin embargo, con la llegada de la democracia sus achaques se volvieron un gran problema para su salud. Hubo dos golpes que no pudo soportar: uno fue el fallecimiento de Jarpa, de quien él sentía una profunda admiración, y el otro, el hecho de que un socialista nuevamente fuera elegido Presidente de la República por voto popular. Al creer que su mundo había mutado para siempre no tuvo deseos de seguir en esta tierra y partió a una mejor vida.







El Enano Maldito. Si hubo un personaje que concitó los amores más incondicionales y los odios más enconados fue este pequeño de origen proletario y de ideas izquierdistas. De corta vida pública, en realidad un poco más de los mil días que duró el gobierno de la Unidad Popular, se las ingenió desde un principio por expresar opiniones virulentas y ácidos comentarios contra sus contrarios. Ingresó al imaginario colectivo nacional cuando fue portada del diario "Puro Chile" al día siguiente del triunfo de Allende en las urnas. Con el golpe de estado se le pierde el rastro. Sus amigos tienen versiones disímiles. Unos afirman que pasó a engrosar la lista de detenidos desaparecidos, mientras que otros aseguran que su lucha continuó en el extranjero. Sus enemigos también difieren en cuanto a sus opiniones. La mayoría de ellos creen que utilizó su exilio para gozar de una vida regalada en Europa, por otro lado, una minoría insiste con la versión del cambio de nombre y su ingreso a la Concertación en donde trabaja como operador político.



Alaraco. Si Pepe Antártico resume los deseos no satisfechos de los machos chilenos, este hombre representa fielmente al "homo chilensis" en su cabal medida. Para él todo es sinónimo de desconfianza y catástrofe. Se puede decir que nunca tuvo momentos de fama, salvo la parodia que realizó de él Fernando Alarcón en el extinto programa de humor "Japennig con ja". Actualmente posee en su casa un botón de pánico regalado por Joaquín Lavín y es un peligroso consumidor de programas de televisión que muestran desastres, robos, violencia y muerte en nuestro país. Debido a este hábito Alaraco se encuentra prácticamente adherido a la pantalla chica y decidió no salir nunca más de su casa.


FIN

(Mis agradecimientos a Pepo, Themo Lobos, Percy, Lukas y Orsus (Jorge Mateluna) por llenar nuestras vidas con la genialidad de su arte).

jueves, 20 de marzo de 2008

En 360º

Él sabía hasta el más mínimo detalle de lo que le esperaba, sin embargo siguió adelante. La consigna se cumpliría contra viento y marea. Poco importaba su opinión. Había que llevar a cabo la misión sin cuestionar.

Su espacio predilecto para encontrarse con la gente era la Plaza de Armas. No existía una síntesis más acabada de las personas del lugar que aquel amplio espacio. Vendedores ambulantes, desempleados, inmigrantes ilegales, viejas prostitutas y ladrones de poca monta, entre otros, formaban parte del paisaje urbano.

Su perseverancia le ayudó a hacerse un espacio entre ellos. En un principio lo creyeron un predicador más, tan pelmazo como todos. Sin embargo, su mirada dulce y la convicción que irradiaban sus palabras acabaron por seducirlos. Sus historias los entretenían y les hacían olvidar su triste realidad.

Pero era jueves en la noche. Era la hora que esperaba...

Una redada policial capturó a todos los que se encontraban alrededor del monumento al orgullo mapuche. Fueron conducidos a una comisaría en Santo Domingo. Apartaron a hombres y mujeres. Él fue tratado como un indocumentado. Además lo confundieron con un traficante de pasta base, ya que el parecido con el criminal era asombroso. En una sala oscura lo interrogaron violentamente. Él sólo ponía a disposición su otra mejilla. Esto encolerizaba aún más a sus captores. Ya a medianoche sus cuerpo torturado daba muestras de fatiga. Los demás quedaron en libertad.
El viernes fue llevado ante el juez. El magistrado no se encontraba de buen humor. Trabajar en un día feriado de Semana Santa nunca fue de su agrado. Dictó sentencia sin siquiera mirar al acusado. Lo condujeron a la cárcel de Colina.
Una vez dentro, los gendarmes se enteraron que era un famoso traficante y datearon a los reos, ya que algunos de estos pagaban muy bien los servicios de soplonaje de indeseables que no cancelaban sus deudas de juego.
Al anochecer ya su vida se había extinguido.
El sábado, sus restos ingresaron a la morgue del penal.
En la madrugada del domindo su cuerpo había desaparecido, ya que no se encontraba sobre la fría plancha de metal. Los gendarmes se extrañaron al principio, luego volvieron a su rutina. No era la primera vez que un cadáver era sustraído por los internos con el objeto de vender los órganos.
La tragedia acababa una vez más. El ciclo sin fin volvía a cerrarse, por ahora...