martes, 15 de septiembre de 2009

Síndrome de Personalidad Múltiple

Este extraño suceso ocurrió en el Santiago de fines de los sesentas, es decir, cuando aún vivíamos la edad de lo inocencia. El programa de TV se llamaba "¿Quién soy yo?". Era conducido por Enrique Bravo Menadier. Algunos de sus panelistas eran Marta Blanco, María Eugenia Oyarzún y Jorge Romero "Firulete". El segmento publicitario se encontraba a cargo del "Tío Agustín" y nosotros, cándidamente, sintonizamos el show que se emitía todos los jueves. Básicamente, se proponían concursos de cultura general, sin embargo, lo más esperado por todos era un juego que consistía en detectar la identidad de una persona por parte de los panelistas. Para ello se disponía de dos señuelos y el titular. El jurado les hacía preguntas acerca de su vida para finalmente intentar dar con el "ser" correcto.
Recalco la palabra "ser" ya que es ahí donde comienza la verdadera historia.
"Seres" de otros planetas llevaban siglos visitándonos y nuestra capital no escapaba a ello. Una noche, un grupo de Sepimeritas recogían evidencias en el Parque Metropolitano y, al igual que en la película ET, olvidaron a una tripulante, remontando el vuelo en una fantástica nave. La Sepimerita vio aterrada como sus compañeros la dejaban a su suerte en un planeta desconocido. Vagó por horas, hasta que encontró un paradero de comidas abierto. Al ingresar y ver la verdadera forma de los humanos, rápidamente adaptó su estructura ósea y carnal. Al sentarse en unas de las mesas los parroquianos admiraron a una hermosa mujer de baja estatura, de interesantes curvas, ojos almendrados y de copiosas pecas en su rostro.
No faltó el varón que la invitó a cenar, pero al tenorio le duro poco su conquista, ya que su mujer irrumpió en el local para llevarse al tunante. La alienígena mutó rápidamente su cuerpo a una señorona mal aspectada con pésimo humor, lo que inmediatamente bajó la guardia de la esposa. Descubrió que esa era nuestra debilidad. Había que darnos por nuestro lado y así se aseguraría una estadía placentera en nuestra metrópolis. Fingió ser varias personas a la vez, aunque la que más le resultaba era la de amiga leal de sus amigas y la tía bonachona de las familias que frecuentaba, mas en el terreno sentimental no lograba dar en el clavo. Se metamorfoseaba e iba de fracaso en fracaso con los hombres que le atraían.
Finalmente la tenemos instalada en el antiguo set de Televisión Nacional, ubicado en la calle San Martín, concursando en el programa "¿Quién soy yo?" como uno de los señuelos e intentando ganar unos cuantos escudos, que era la moneda de aquella época. Eran tantas las ganas que tenía de agradar que no captó la esencia del juego. Cada vez que le preguntaban por su identidad cambiaba su voz y su estructura y se posesionaba para ser quien no era. Ya los conductores, equipo y público en la sala, observaban espantados como la bella cambiaba su esencia cual camaleón con sobredosis. Enrique Bravo Menadier, para salir del paso quiso zanjar el desaguizado y pronunció las esperadas palabras:
- Señorita Marcela Paz Osorio Berríos... ¿quién es realmente usted?
Pero la atribulada viajera estelar se levantó de su asiento, junto a la verdadera señorita Osorio y calcó con una exactitud terrorífica todo la fisonomía de Marcela. La estantería al fin se vino abajo y la sepimerita salió como pudo de aquel lugar para perderse definitivamente entre las calles santiaguinas.
Obviamente, el programa no era en vivo y jamás salió al aire. La cinta fue guardada bajo siete llaves y no se habló más del asunto... hasta ahora. Lo único que no he aclarado, ya que esta historia queda registrada en este blog, es la respuesta que debía haber dado nuestra hermosa alienígena a la pregunta de Enrique Bravo Menadier. Creo que hasta el día de hoy ella no ha logrado darla... lo llaman problemas de autoconocimiento.