viernes, 1 de julio de 2022

El buscador de estrellas.


Ella es sencillamente impresionante
Ella corrió a mi lado con sus jeans pintados                                           
y todas las cabezas se volvieron, porque ella era un sueño...
                      (Caribbean Queen, Billy Ocean)

Piénsame un poquito… dijo Andrea al despedirme del café ubicado en Matías Cousiño.

 Ella era la coquetería, belleza incomparable y sensualidad, encarnada en 1.69 mts. De visos rubios, cálida mirada y usando unos eróticos uniformes de fantasía, proporcionados por la asesora de imagen del lugar y que dibujaban su escandalosa anatomía. Fidelizaba a todos sus clientes con su simpatía, lo que la hacía distinta a las otras sirenas del lugar. Se interesaba por hablar con cada potencial cliente y, si bien, le dedicada algunos minutos a cada uno por turno, los dejaba suficientemente satisfechos. Los parroquianos, agradecidos, no solo tenían la oportunidad de admirar de cerca a una beldad, sino que esta le prestaba un poco atención, que en otras circunstancias solo sería una quimera.

Lo que ella no sabía era que pesaba sobre mis hombros una misión de la más alta importancia. La Orden de los Observadores, a la que le debo fidelidad insoluta, me había encomendado el seguimiento de Andrea, en el más estricto secreto y confidencialidad. Nuestro hermano en Colombia había llevado su misión con singular éxito, estando a punto de lograr el pleno, cuando la bella decidió emigrar a Santiago de Chile.


Según sus informes, Andrea, nació en Manizales (lo que era inexacto, ya que su madre, estando en Cartagena, prácticamente la parió en una de sus playas. El parto la sorprendió mientras pacía entre las olas en donde ella fue expulsada a esa cálida agua salada).  Ya de adolescente remecía la tierra. Los pretendientes golpeaban su puerta casi a diario y sus escapadas por varios días con el belicoso e irresoluto Andrés y luego con Herman, el infatigable trabajador menestral, le hacían salir canas verdes a sus progenitores. Estos prefirieron su seguridad económica. La obligaron a casarse con Heriberto, el vetusto, deforme y adinerado hombre de Manizales. Mala movida. Andrea seguía mirando para el lado y dejando estragos con su arrebatadora sensualidad. El cornudo realizó una desesperada movida y tendió una ingeniosa trampa. Drogó a la bella y a uno de sus amantes y los ató a la cama mientras dormían, exponiéndolos a la ignominia pública, consiguiendo el efecto contrario. 

 

Con la mayoría de edad obtuvo el divorcio y escapó lo más lejos posible. Destino: Esta ciudad capital sobrepoblada, contaminada y depresiva, que le abría las puertas masculinas de par en par, mas no las femeninas. A poco andar, su fina estampa brilló, destacó y triunfó en las redes sociales de este alicaído país. Aquí es donde aparezco yo, tomando el relevo del hermano colombiano.  Haciendo gala del nombre de la Orden, he observado sigilosamente a Andrea y he entablado una relación parroquiano – moza con ella. He seguido sus maniobras desde el café peatonal en donde trabaja, para que, una vez ganada su confianza, me permita ser el que le dé la buena nueva.

Mientras tanto, Andrea se vio inmiscuida, sin proponérselo y a causa de su hermosura, en una guerra de bandas de narcos. Érica, la temible jefa de un naciente cartel de cocaína, ingresó al café y al no ser atendida rápidamente por mi preciado objetivo, la insultó violentamente. Janis, otro mafioso que se encontraba en el lugar y embelesado por la moza, intercedió por ella (cobrándose antiguas cuitas con aquella Madrina), dando comienzo a una guerra que aún perdura. Ella se libró a duras penas de aquel tormento inesperado, fondeándose por un largo tiempo.

Ahora es mi momento. Debo llevar a cabo mi celestial misión, que no es otra que convencer a Andrea que se dé cuenta quién es realmente ella y que se encuentra viviendo una y otra vez la misma existencia que comenzó en los albores de un tiempo lejano y mágico, ya olvidado por la humanidad, en donde Dioses y Diosas reinaban este mundo, sin contrapeso y a total voluntad. La humanidad, al olvidarlos, los castigaron a reencarnar una y otra vez, reiterando incesante y tortuosamente los hechos ya vividos antaño. Creo que comenzaré por convencerla que la primera letra de su nombre es la misma de la Diosa del amor y la belleza. Nunca tuve un mandato más encantador, el que llevaré a cabo con el mayor de los placeres. Compadezco al hermano que debe convencer a Ares.

 

                                                FIN 

(*) Mis agradecimientos a Alberto Vivanco por "prestarme" a su carismático personaje, sin que él se dé por enterado y a mi hijo Felipe, por generar la imagen del personaje principal por medio de una inteligencia artificial, a partir de las palabras de esta narración.


miércoles, 23 de febrero de 2022

Moonwalker (El Marcha Atrás)


Se le ha denominado de variadas maneras. El cine lo menciona como flash back y racconto. La psicología como regresión mental. Carpentier fue creativo y la mentó como Viaje a la semilla y otros sesudos literatos con el nombre del Mito del Eterno Retorno. Sea cual sea el caso, mi experiencia de volver a lo original me ha ocurrido de una manera desusada.

Me crie en una familia disfuncional, pero de un nivel cultural bastante respetable para el entorno, que era el barrio Matadero Franklin de los ’60 y ’70. Mi padre insistía en que debía educarme bien y completar mi secundaria, que para mi pandilla de amigos y amigotes era una empresa casi inalcanzable, ya que debían abandonar sus estudios porque debían entrar al mundo del trabajo tempranamente, ya sea para aportar al escaso erario del hogar, sus parejas ocasionales esperaban un hijo o entraban al mundo del hampa.

Creo que divagué un tanto. Sirva la mención anterior, para explicar que, si bien recibí una buena educación escolar formal, mi entorno, del cual yo era parte diaria, no iba a la par. Como hijo casi único (mi hermana me lleva 13 años más de diferencia), pasaba demasiado tiempo solo. Ahí es donde entra a nuestra casa el año 1968 una televisión. Los detractores de la denominada caja estúpida (sentencia ochentera, conste.), han hecho su agosto analizando cómo ese medio de comunicación idiotizó a varias generaciones y las condenó a la ramplonería y al conformismo. Mi caso fue distinto.

Como ya dije, fui el niño sesentero y el adolescente de los setentas, siendo un gran consumidor de programas televisivos de la época y sirviendo de contexto histórico los últimos años del gobierno de Frei Montalva, la Unidad Popular de Allende, el golpe de estado de 1973 y la posterior dictadura cívico-militar de Pinochet (¡Vaya períodos!). Dejando de lado esos tumultuosos años (tarea casi imposible), vi cuanto programa pasaba por la TV. Una desmesurada cantidad de animaciones norteamericanas y luego japonesas, sitcoms refritas gringas que eran repetidas hasta el hartazgo y películas al por mayor. Un día, y estando en primer año de la universidad, acompañé a unos compañeros a un concierto de cámara en la Santa María de Valparaíso, sin saber en lo que me estaba metiendo. Mayor fue mi asombro cuando, avanzado el espectáculo, la mayoría de las melodías las había escuchado y las tarareaba por lo bajo e inocentemente. Mis amigos, muy complacidos, me alabaron mi cultura musical. Reconozco que, en ese momento, me dio vergüenza reconocer que las había escuchado en cortos animados en mi infancia y que no sabía el nombre de cada una. Ni pensar en sus autores.   

Y así comenzó. Películas de cine arte y de culto, usaban como soundtrack música reconocida por mí, pero que había escuchado previamente en los Loony Tunes, el Show del Pájaro Loco, Cortos de Disney, etc. Solo a modo de ejemplos la filmografía de Kubrick (2001 Una odisea espacial, La naranja mecánica) que reclutó, entre otros, a J. Straus, R. Straus, L.W. Beethoven. O a Coppola (La saga de El Padrino y Apocalipsis now) que realizó lo mismo con Wagner y Nino Rota, siendo inmortales piezas musicales de arte que habían llegado a mi por medio de la cultura pop de la televisión. Mención aparte merece la película Fantasía de Disney. Mis padres me llevaron a verla cuando tenía 8 o 9 años. Como niño de esa época, me interesaron las escenas en donde aparecían dinosaurios (¡obvio!), para luego dormirme gran parte de esa joya y despertar en el momento en que aparecía el mismísimo diablo en la secuencia musicalizada por Mussorgsky. Esta pieza artística de la animación paso por mi como una lágrima en una noche de lluvia intensa.

Son misteriosos los caminos que toma el conocimiento significativo para llegar a algún buen puerto. Agradezco, de todo corazón, esas largas horas que me senté frente al televisor, siendo un niño y presencié toneladas de cultura pop, que en esa época y hace no pocas décadas atrás, mi entorno más próximo creyó que fueron una vulgar e inútil pérdida de tiempo. ¡Qué equivocación supina! Infinitas gracias a Chuck Jones, Friz Freleng, Walter Lantz, Hanna y Barbera, Tex Avery, Tatsuo Yoshida, Osamu Tezuka, el equipo creativo de Disney de los ‘30 a los ’60 y varios maestros que se me escapan, no solo por alegrar mi niñez, sino por legarme melodías inmortales de clásicos musicales de todos los tiempos y de manera tan divertida e inesperada.

martes, 15 de febrero de 2022

The Big Bang Theory. La droga legalizada de principios del siglo XXI. Seudo - crítica televisiva.


Los niños y luego adolescentes chilenos de los 60', 70' y 80', nos criamos viendo programas televisivos refritos. En aquella época en que vivimos la utopía y luego el miedo, nuestro país no era tan pretencioso y las clases baja y media nos conformábamos con poco. De ahí el alto consumo de series que desfilaban por la pantalla chica y que causaban el deleite masivo. De ciencia - ficción, de acción y aventuras, de terror y un largo etcétera que nos mantenían quietos, ordenados y nos daba tema para nuestras conversaciones al atardecer.

Las preferidas de mi pandilla eran la humorísticas. El Súper Agente 86, Los Locos Adams, Mork y Mindy, M.A.S.H, Tres son multitud y El Show de Benny Hill, entre otras, acompañaban a burlar el tedio de aquellos tiempos. La cultura pop ya había realizado su tarea y poseíamos en nuestro acervo una cantidad no menor de información y tips, que nos permitía nadar como expertos en aquellas sitcoms. Nos encontrábamos preparados, como hombres maduros, para los próximos pasos. Ahí aparece en el siglo 21 The Big Bang Theory.

Ver los primeros episodios y enamorarme a primera vista de la serie fue un momento mágico imposible de describir. Tal vez los orígenes de este enganche sellado a fuego se encuentren en una comedia de 1984, La venganza de los nerds. Una película divertida, pero con escasas pretensiones, en que por fin vencían los débiles, incomprendidos, minoritarios, solitarios, pero geniales en lo suyo... debutaban los nerds, personajes de fácil identificación con varios de nosotros.

La situación era simple. Dos físicos teóricos jóvenes e inocentes del Calltech, cohabitan un departamento y su vida transcurre apacible hasta que se instala Penny (Kelly Cuoco), una bella y extrovertida vecina, que llegaría a alterar las hormonas de Leonard (Johnny Galleky) y las rutinas demenciales de Sheldon (Jim Parsons). El equipo inicial lo conformaron Raj (Kunal Nayyiar), un hindú que se encontraba imposibilitado de hablar con mujeres, debido a una extraña enfermedad mental y Howard (Simon Helberg), un judío perdedor y patético, pero con la calentura de una termita.

Demás está decir que fue una de las comedias más brillantes de los últimos tiempos. No en vano duró doce temporadas, que habrían sido más, si Jim Parsons no hubiere decidido abandonar la serie. Las posibilidades temáticas era casi infinitas. Desde el proceso de enamoramiento entre Penny y Leonard, con los imprecisos vaivenes que podrían existir entre un perdedor espectacular y una beldad, inalcanzable para cualquier cerebrito; transitando por las variopintas vicisitudes de una pandilla de perdedores espectaculares, hasta la hilarante madurez de todos los personajes de la serie.

Al revisar el perfil predominante del grupo, se entiende gran parte del éxito:

- Cándidos enfrentados a una realidad inestable.
- Perdedores en el campo social y, en especial, en el amoroso. 
- Grandes consumidores de cultura pop y muy cultos.
- Incansables luchadores con un determinada motivación para salir adelante, a pesar de no tenerlas todas consigo.

Se les unieron féminas que vinieron a aportar significativamente a la trama. Melissa Rauch (Bernadette, la esposa de Howard) y Mayim Bialik (la sorprendente pareja de Sheldon). Aparte de Kevin Sussman (como Stuart, el dueño de la tienda de comics) y un laaaargo etcétera. 

La clave era desarrollar las casi infinitas posibilidades de entregar historias frescas, muy graciosas y en constante innovación. TBBT da prácticamente para todo. Memes, gifs, episodios clásicos, dichos que trascendieron el ámbito de la serie, invitados especiales que se representaban a sí mismos y guiños al por mayor a la cultura geek. Los televidentes damos las infinitas gracias a productores, directores y, en especial, a The Barenaked Ladies (autores de la inmortal canción de entrada del programa) y a actores y libretistas de lujo. 

¡Salve, The Big Bang Theory!
  

lunes, 7 de febrero de 2022

Dinamitando lo políticamente correcto. Seudo -crítica literaria.



El año exacto era 1991. Un verano particularmente caluroso, tanto en Rancagua como en Santiago, lugares de mi trabajo y de nacimiento, respectivamente. Del primero, aclaro que sería de estadía corta. Con mi esposa y mi hijo, con apenas un año y meses de nacido, habíamos aceptado una interesante oferta de trabajo, que consistía en ser parte de la consolidación de un colegio que iba en ascenso, en aspectos académicos y de infraestructura. Mis jefes deseaban que sus docentes fueran de vanguardia y me enviaron a la capital a un taller de "Manejo instrumental del idioma", relacionado totalmente con las destrezas necesarias del Prueba de Aptitud Verbal de la época, uno de los requisitos indispensables para todo estudiante en su ingreso al educación superior. Uno de los profesores que dictaba el curso era extraordinario. Me guardaré su nombre, para proteger el anonimato que él mismo nos pidió, ya que nos ofreció un estudio que le habían publicado en un texto de bolsillo. Lo denominó La palabra huevón, texto que analizaba lingüísticamente el popular garabato chileno.  Para enmascarar su identidad creó el alias de Cosme Portocarrero.

Devoré el interesante y peculiar estudio en unos pocos días. Pasaron los años y el olvido realizó su trabajo, hasta que en 2014, una profesora del colegio en el que trabajo actualmente, supervisó una monografía de una alumna que trabajó el garabato de marras. Mayor fue mi sorpresa cuando, no solo la alumna obtuvo una A , sino que en su bibliografía se encontraba el texto de don Cosme. Saltamos elípticamente hasta el 2022 y, visitando la Feria del Libro de Huérfanos, me topo con un libro de impactante nombre: La palabra Pico, un estudio inusual acerca de sus usos, abusos y consecuencias. Un tal Indalecio Buenaventura era su autor, que a estas alturas, podría ser un ente ficticio que encubriera, ora una estudiosa (o) ora un equipo, enamorado (s) del lenguaje, dispuestos a elevar la apuesta del señor Portocarrero, hace unos décadas atrás.

No puedo negar que esa coprolalia, si bien, es mencionada por varios millones de chilenos incontables veces al día, aún hoy se esconde como el mal aliento, debido a la reprimenda social que sufriría su articulador si la espetara no observando en qué contexto se encuentra. Lo leí en dos tardes. Me entretuve, me informé y me asombré, recordando el proceso de deconstrucción que, soterradamente al principio, y mas evidente ha comenzado en mi país, del que este texto es una pequeña muestra. El estudio no solo analiza sintáctica y morfológicamente la acepción número 18 del vocablo aparecido en Diccionario de la Real Académica Española, significado exclusivamente único, grande y nuestro. Sino que también hace aportes, tanto diacrónicos, como sincrónicos de la palabra, incluyendo sabrosos episodios anecdóticos, todo ellos con un preciso y florido lenguaje que le da un paradójico tono de seriedad y humor, al mismo tiempo.

Mencioné la deconstrucción que comenzó en Chile hace algunos pocos años atrás y entrego como prueba este estudio publicado y en especial, algunos capítulos, que habrían sido censurados por grupos pudibundos y poderosos otrora y que ahora observan, con estupefacta mirada, lo que ocurre bajo sus barbas. He aquí algunos de ellos: "Los nombres del pico", "Pico pa'l que lea", "Me fue como el pico", "Dirigirse al país", "Correcto uso de la palabra pichula", etc. Cada uno de ellos analizados con una profundidad admirable, rodeado de anécdotas que le dan una sazón inconfundible y una frescura que se agradece.

Luego de lo escrito, ahora me siento un tanto menos culpable, ya que en un partido ocurrido varios años atrás entre Colo Colo y la Universidad Católica y que acabó en empate a un gol, me transformé en una máquina de expeler groserías, toda vez que perjudicaban al equipo de mis amores de manera absoluta por el arbitraje. Mente la madre y toda la parentela del referí a voz en cuello. Mis hijos no atinaban a hacerme callar por la vergüenza que les hacía pasar o reír por la bajo. Terminó el encuentro y abandonamos el Estadio Monumental. Mas, al llegar a casa y ver los análisis de las jugadas por televisión, el colegiado poseía toda la razón en sus cobros y su trabajo fue impecable. Sentí la mirada acusadora de mis hijos y dije: - Señor árbitro, usted es uno de los mejores en su puesto en Chile y su madre es una santa... Dudo que ellos creyeran en la sinceridad de mis palabras, pero ahora invoco a don Indalecio Buenaventura para que me exculpe.

Señor Buenaventura, mis respetos por su ingeniosa y provocativa obra que, espero deconstrucción mediante en progreso, sea material de consulta en todos los colegios en un futuro próximo.

LA PALABRA PICO, un estudio inusual acerca de los usos, abusos y consecuencias.
Indalecio Buenaventura.
Ediciones Bizarras.
Santiago de Chile, 2015.
76 páginas.

martes, 1 de febrero de 2022

Ordalía.

                                                                                                                     A Harari

Desde hace varios años que me encuentro oculto en una caverna del Cajón del Maipo, a algunos kilómetros de Baños Morales. Vivo de milagro. El agua, si bien la extraigo del deshielo inexorable, esta escasea cada vez más. Me alimento de hierbas silvestres, que los rayos inclementes del sol secan cada vez más rápido y una que otra alimaña, cuyo cuerpo encuentro inerte, debido a que no sobrevivió al cambio climático.

He perdido la noción del tiempo. Creo que me encuentro entre los años 2125 y 2130. Luego de la gran matanza ritual de los Homo Sapiens que llevaron a cabo de manera horrible los Homo Deus. Los escasos sobrevivientes huimos despavoridos de la gran capital y nos escondimos en distintos lugares. Estos horribles semidioses, con sus miembros mejorados, debido a los avances biotecnológicos, se creyeron el cuento de la raza superior y las emprendieron contra nosotros. Chile, luego del progresivo deshielo de los hielos antárticos y la debilidad de la capa de ozono, sufrió lo indecible.

Varias ciudades costeras del sur y centro quedaron bajo las aguas y otras, inhabitables, debido al sol implacable. Los Homo Deus capitalinos construyeron gigantescos domos climatizados en algunas comunas del sector oriente de Santiago y hace una década, el gobierno, utilizando sus fuerzas armadas, comenzó con el exterminio de nosotros, por considerarnos prescindibles, inútiles y de menor categoría. En un comienzo fueron matanzas masivas. Luego, derivó al abuso. Torturas, macabros juegos de tiro al blanco y, aún peor, usarnos como cobayas experimentales con el fin de probar sustancias, maquinarias y cualquier atrocidad que se les ocurriera para luego eliminarnos sin piedad.

 Sé que mi vida de anacoreta tiene sus días contados. Que las fuerzas especiales me descubran y me hagan pagar terriblemente mi osadía es una realidad próxima. Me encuentro preparado. Les haré frente con la única arma que dispongo. En sus laboratorios, antes que me escapara, me inocularon varias cepas de una antigua enfermedad que comenzó a asolar al planeta en el 2019, según las antiguas crónicas. Según mis carceleros y seudo - científicos, con el fin de darle un uso terapéutico. Lo que desconocen es que desarrollé una extraña inmunidad a ésta, pero a la vez, un alto poder de contagio mortal hacia seres vivos. Será mi dulce venganza. Aquí los espero.

miércoles, 19 de enero de 2022

Hitchcock en Valparaíso

Si bien, Alfred Hitchcock había leído el cuento “Los pájaros” de Daphne du Maurier, encontrándolo fascinante, no fue hasta que realizó un singular viaje en barco que la idea de realizar la famosísima película tomó forma. Su esposa Alma escuchó a su marido, conversando en una animada tertulia que deseaba emular la travesía de Hernando de Magallanes, es decir, dar la vuelta al mundo en barco, en busca de la inspiración un tanto perdida, luego que, tras el éxito de Psicosis, la musa del cine lo había abandonado.

La idea era extravagante, qué duda cabe, y un intento desesperado y bizarro. Su esposa, al enterarse que el proyecto iba viento en popa, se autoexcluyó del irregular tour, asegurándose, previamente, con la compañía naviera y amenazando al capitán del barco, todo a una, que ninguna joven de blondo cabello se embarcara, ya que sabía de las inclinaciones de su marido por estas féminas. Era sabido por todo el corrillo del cine de la época que el caballero inglés, no solo las prefería rubias, sino que las acosaba hasta el hartazgo, incluyendo abusos en los set de grabación o exclusión de por vida de sus afamadas películas, sino eran receptivas a sus torpes galanteos.

El viaje, más que una travesía en busca de la momentánea inspiración perdida, asemejaba a una troupe de decadentes artistas cinematográficos. Todos se divertían de manera desembozada, menos Alfred. Los excesos de alcohol y sexo, junto con las fiestas que duraban a hasta altas horas de la madrugada, era pan de cada día. Lo que le sobraba al famoso director de talento, (aunque , por ahora, extraviado), le faltaba a raudales en el campo de la seducción. Si bien, su físico no le acompañaba en lo más mínimo, su timidez patológica le impedía siquiera acercarse a una mujer. La mayor parte del tiempo lo pasó encerrado en su camarote, refunfuñando su mala estrella.

Luego de una terrible pasada por el Cabo de Hornos, la embarcación recalaba en el puerto de Valparaíso, solo para aprovisionarse. Hacía ya varios décadas que los marinos sabían que la Joya del Pacífico había perdido todo su otrora resplandor. Alfred, un tanto molesto con el fracaso del viaje, ya que la inspiración y las juergas lo habían excluido de cuajo, decidió bajar a tierra. Vagó sin rumbo fijo por las calles del puerto y coincidió con los informes de esta derruida ciudad. Avejentada, semiderruida y sucia. Decidió volver sobre sus pasos, luego de un par de horas de caminata cuando ocurrió... cientos de gaviotas sobrevolaban las calles de la ciudad, graznando de manera insistente e inquietante. Maravillado, observó el espectáculo hasta que algunos pájaros sobrevolaron y atacaron a algunos transeúntes, picándoles sus cabezas.

Tal extraordinaria experiencia, asustó a Alfred en un principio y se parapetó tras un quiosco de revistas. Sin embargo, un rayo de inspiración lo invadió por entero. Recordar la narración de Du Maurier y visualizar su próxima película fue todo uno. Más rápido que ligero, volvió al barco e instó, de muy mala manera al capitán, que partieran de inmediato, ya que deseaba comenzar cuanto antes su nuevo proyecto. El resto del viaje, el maestro se informó por la prensa local del incidente del que fue testigo, del que se rescata este fragmento aparecido en El Mercurio de Valparaíso, fechado el 28 de agosto de 1961: 

"...Sobre las tres de la madrugada, una lluvia de pájaros se precipitó sobre los tejados de las casas despertando a la población que, asustada por la ofensiva de las gaviotas, salió corriendo de sus viviendas y se defendió con improvisadas antorchas de fuego. Por la mañana, los habitantes de la ciudad se encontraron con las calles cubiertas por los cadáveres de los animales. Las aves, que vomitaron pedazos de pescado -su propia comida-, despedían un hedor insoportable y pestilente..."

 El resto es historia. La fallida contratación  de Grace Kelly (ella ya no trabajaría más para ese acosador de cuarta) y la fijación de Hitchcock por Tippi Heddren, próxima víctima de los devaneos de Alfred, el tijereteo incesante al libreto de Eva Hunter, la contratación de los extraordinarios Berwick e Iwreks como modeladores de pájaros y el terrible final sugerido del film, son  solo algunos elementos citados que darían aún más sabor a Los pájaros

Lo que le podemos reprochar al maestro del suspenso, los habitantes de esta Fines Terrae, es que haya mentido respecto a los hechos que inspiraron su célebre película, que a estas alturas es de culto. Él le contó a quien quisiera escucharlo, que la idea le había llegado, leyendo un periódico de California, el Santa Cruz Sentinel, quien habría narrado que los hechos presenciados por Hitchcock en Valparaíso, ocurrieron de verdad en la Bahía de Monterrey. 

Un país desconocido por gran parte mundo, con un nombre de ají mexicano y que aún no llamaba la atención de nadie, no era una publicidad adecuada para tamaño film.

Te odiamos, Alfred Hitchcock …

miércoles, 12 de enero de 2022

Ucronía alba


 
El ser un viajero del espacio - tiempo hace ya varios eones, posee ventajas y desventajas. En lo personal, opto por la primera opción. Mis ojos han visualizado tal cantidad de tragedias y desastres , tanto planetarias como cósmicas, que atesoro en mi mente solo las líneas temporales positivas. Es el caso que recuerdo a continuación. 

Me asignaron, hace mucho tiempo atrás, la detallada observación del Sector Espacial 2814. Me llamó la atención un diminuto planeta azul, conocido como 38.C, ya que, en un vastísimo espacio en derredor era el único habitado y nada menos que por primates evolucionados. Además, se me informó que Los Guardianes del Universo intervendrían los eventos históricos, escogiendo un singular pedazo de tierra alargada de ese planeta como punto de partida.

La razón era que esa tercera roca que giraba en torno a una estrella, corría el peligro de colapsar y destruir el continuo tiempo de todo el sector espacial, debido al efecto dominó que provocaría. Lo Guardianes, para salvar tan terrible situación, solo alterarían un aleteo de una mariposa terrestre para ello. El evento escogido fue un encuentro lúdico de alta convocatoria que se llevó a cabo, en fecha y conceptos de ese planeta, el 29 de mayo de 1973. La cautela debía ser extrema. El más mínimo error provocaría un desastre mayor que el trágico destino que se avecinaba para ese cuadrante. La intervención debía ser quirúrgica para que el daño fuera minúsculo.

Lo que transcribo a continuación es en estricta jerga de primates evolucionados del lugar: "...Corría el minuto 20 del segundo tiempo y Véliz lanzó un ajustado centro, que el jugador Sa apenas rozó con su cabeza, habilitando al puntero derecho Caszely, quien derrotó con un ajustado tiro al meta Santoro. El árbitro Arppi Filho corrió al centro del campo, validando el tanto. Los reclamos del equipo contrario no se hicieron esperar, sin embargo, el juez mantuvo su decisión. Transcurrieron los restantes minutos, manteniéndose el resultado y saliendo victorioso el equipo albo y coronándose campeón de la Copa Libertadores de América..."

Aún en la actualidad, ignoro cual fue la leve intervención que Los Guardianes llevaron a cabo para salvar del colapso cósmico a ese sector espacial. Como también desconozco qué línea de espacio tiempo nueva se abrió. Las crónicas de aquella época son confusas, se sospecha, sí, que ese pedazo de larga y delgada tierra evitó una calamidad de proporciones. Su muy cuestionado líder llamó a una consulta de primates superiores el 11 de septiembre de ese mismo año terrestre, en donde fue rechazado por una gran mayoría, para posteriormente retirarse en paz. Se cree que esos seres viven una vida de desarrollo lento, pero seguro, dirigidos por otros líderes que fueron escogidos libremente por los habitantes de tan singular lugar.