jueves, 11 de enero de 2024

El sueño fílmico de José Manuel (las segundas partes no vuelan tan alto).


Yo, yo, yo me lo he buscado
Culpable yo soy de vivir así
El tiempo ha transcurrido.

La gente nada sabe qué pasó
Yo, yo, yo me lo he buscado
Culpable yo soy de vivir así.

("Culpable soy yo". Autor: Alfonso "Chiche"  Maestre. Intérprete chileno: Patricio Renán)

Resumen del capítulo anterior: 

A mitad del largo zaguán del hotel pensó que debía ser tarde, y se apuró a salir a la calle y sacar la motocicleta del rincón donde el portero de al lado le permitía guardarla (...)  

(...) Frenó con el pie y la mano, desviándose a la izquierda; oyó el grito de la mujer, y junto con el choque perdió la visión. Fue como dormirse de golpe (...)  

(...) Lo llevaron a la sala de radio, y veinte minutos después, con la placa todavía húmeda puesta sobre el pecho como una lápida negra, pasó a la sala de operaciones (...)

(...) La guerra florida había empezado con la luna y llevaba ya tres días y tres noches. Si conseguía refugiarse en lo profundo de la selva, abandonando la calzada más allá de la región de las ciénagas, quizás los guerreros no le siguieran el rastro (...)

(...) Alcanzó a cerrar otra vez los párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas (...) 

("La noche boca arriba". Julio Cortázar).

Capítulo II. El sueño de José Manuel.

José Manuel acabó de leer "La noche boca arriba", el penúltimo cuento del libro Final del juego, del argentino Julio Cortázar. Le pareció una negra broma del destino, ya que un enfermero de bata roja (el único con ese color de uniforme) le había prestado aquel ejemplar, para que consumiera algo de tiempo, luego de su lenta recuperación de un accidente en motocicleta. Se encontraba postrado en el sexto piso de la cama N°1 de la sala 217 del hospital Dr. Gustavo Fricke, ubicado en Viña del Mar. No se caracterizaba por ser un gran lector. Por esa razón, ojear una narración de un motociclista argentino que sufrió un terrible accidente de tránsito le pareció una sincronía bizarra.

No conocía a Cortázar. Había leído sin un orden establecido las narraciones. "Continuidad de los parques" le entretuvo, pero esa estructura narrativa la había experimentado en las películas Amélie, El lobo de Wall Street y Annie Hall, entre otras. Así que pasó de largo, sin profundizar en su craso error. Escogió luego "Axolotl". Si bien, la temática fue de su agrado, las simbologías existentes en el cuento se le escurrían por sus dedos. Además, la metamorfosis de hombres a animales eran procesos ya revisitados por él en La marca de la pantera, El hechizo del águila y el film francés El reino animal. La narración de un motoquero porteño accidentado que sueña vívidamente con ser un indio Moteca, acosado por sus enemigos, solo le recordó el intenso dolor que seguía persistente en su tobillo izquierdo. Los tutores de metal, que se encontraban insertos en su carne y sobresalían de su pierna, asemejaban una estructura de un edificio de departamentos. José Manuel se duerme.

Sueña y se ve sentado en una silla de ruedas, frente a una ventana. Se percibe más alto y de más edad. Al observarse en un espejo, no da crédito a lo que ven sus ojos. Él es James Stewart a primera vista. Aguza la visión y se da cuenta que no se encuentra en un set de estudios norteamericano. Él es L.B. Jefferies, el personaje principal de la película La ventana indiscreta de Hitchcock. Su primera emoción es de dicha, placer inmenso de encarnar un personaje de tal envergadura. Sin embargo, cuando asume en su totalidad su insólita situación se da cuenta que la trama está muy avanzada y sobreviene la escena catártica. Lars Tonwald irrumpe intempestivamente en la habitación y José Manuel, que sostenía una cámara fotográfica con flash, procura segarlo sin éxito. El gigantón lo empuja por la ventana y es en ese momento que Louis Cyphre, el Rojo, introduce una vez más su mano y José Manuel del vértigo de la caída, pasa a un lujoso departamento en Hollywood Hills, esta vez auscultando por un telescopio a una vecina que danza eróticamente. 

                                       FIN de la segunda parte

Recomendaciones para la tercera parte.

Si el espectador - lector lo prefiere, le proponemos una tercera parte interactiva. Escoger una experiencia fílmica, para seguir el derrotero de José Manuel, a saber:

- Doble de cuerpo de Brian De Palma.

- Corazón satánico de Alan Parker.

- El sexto sentido de M. Night Shyamalan.

Nota del autor: José Manuel aún no percata, pero Louis Cypre lo mantendrá en un sinfín de sueños fílmicos hasta que el accidentado joven decida asumir, por fin, qué hacer con su vida y ser uno con el mundo.