miércoles, 27 de diciembre de 2023

What if Superman...?

 

Dices que Dios me dé una opción

Tú dices Señor, yo digo Cristo
No creo en Peter Pan
Frankenstein o Superman
Todo lo que quiero hacer es 

andar en bicicleta...  

                     "Bicycle Rice", Queen.



Acabo de leer la brillante y ucrónica novela gráfica Hijo Rojo, creada por el mítico Mark Millar, quien le da una vuelta de tuerca al universo de Superman. En su creación para la editorial D.C., el hijo de Kriptón aterriza en algún lugar de Ucrania, se convierte al marxismo y logra ser el Premier de la Unión Soviética durante el período de la Guerra Fría.  No me resistí a imaginar al Hombre del Mañana asumiendo la nacionalidad chilena y lo que sucedería después...


El infante Kal - El sería enviado por sus padres a la tierra, evitando que sucumbiera a la destrucción de su planeta natal, Kriptón y, por un error de cálculos, no aterrizaría en un pueblito de Kansas, sino en Melipeuco, una localidad ubicada en la IX región de la Araucanía, en el Chile de los cincuentas. Los campesinos que lo descubrieron e intentaron criarlo, prontamente fueron desplazados por unos déspotas terratenientes que se percataron de lo especial que era ese niño y, lisa y llanamente, se lo arrebataron a esa tímida pareja. Lo nombraron Arturo y fue Risopatrón su apellido paterno. Lo enviaron a estudiar a la capital, sin antes, dejarle muy claro a  Kal - El que sus poderes debían esconderlos como el mal aliento, ya que creían que vendrían a buscarlo los extraterrestres y temieron por sus vidas.


Recibió una educación conservadora. Ingresó a estudiar periodismo a la Universidad Católica a finales de los sesentas y comenzó a trabajar de reportero en el diario El Mercurio, debido a las altas conexiones de su familia. Secretamente, su padre se enteró de las intenciones de la derecha chilena y de la administración Nixon, en las reuniones a las que asistía y se codeaba con esa elite. Que un marxista declarado como Salvador Allende fuera electo presidente del país por medio de elección popular, les parecía una situación insoportable. Solicitó una entrevista a puertas cerradas con el alto mando militar y les confesó los extraordinarios poderes de su hijo adoptivo. Estos, al comprobar la veracidad de la situación, junto con visualizar las ventajosas posibilidades a futuro, decidieron mantener en el más estricto secreto la existencia de Arturo.


 Comenzaba el difícil año de 1973. La situación político - social de la nación sudamericana se volvía insostenible. El gobierno de la Unidad Popular hacía agua por los cuatro costados y la derecha  conspiraba para acelerar la caída de Allende y del sistema democrático. Arturo Risopatrón fue citado por los altos mandos militares y se le solicitó una misión muy especial, la que quedaría en la más confidencial de las órdenes. Era la mañana del martes 11 de septiembre. Las Fuerzas Armadas y de Orden comenzaban un sanguinario golpe de estado, que tendrían como epicentro la toma del Palacio de la Moneda. Los pilotos de la Fuerza Aérea, adiestrados en la Escuela de las Américas, si bien poseían formación política y militar, no se encontraban capacitados para bombardear un edificio, sin dañar las estructuras colindantes. Es por ello que Kal - El llevó a cabo su penoso y devastador estreno de sus portentosas habilidades, redirigiendo los cohetes lanzados torpemente de los aviones Hawker Hunter e impactando en la añosa casa de gobierno, volviéndola en llamas. La velocidad que alcanzó este súper hombre fue tal, que las grabaciones de la época no lograron captar su presencia. Solo un rocket lanzado por un piloto, no logró ser reorientado por él y dio en las dependencias de un hospital militar y no en la residencia de Tomás Moro del presidente derrocado.


  El Tío Sam, al enterarse de la existencia de Kal - El, lo integró como un arma  de devastación en plena Guerra Fría. De ahí en más fue requerido para actuar  sigilosamente en Argentina en el 76 (Operación Cóndor), en 1983 en Granada, en el 86 en Nicaragua, entre otras. Siempre ocultando su presencia y moviéndose a velocidades increíbles. Decidieron que ya era el momento de presentar en público esa preciosa herramienta de guerra y tomar definitivamente el liderazgo mundial. Sin embargo, varias operaciones encubiertas se vieron dificultadas porque los contrarios utilizaban, tanto en balas, cohetes y sofisticadas trampas una sustancia verde que lo debilitaba o anulaba por completo. Desistieron de tal presentación hasta averiguar que sucedía. La C.I.A., luego de incansables pesquisas detectó el problema. Los soviéticos habían descubierto la kriptonita, que eran restos del destruido planeta Kriptón y que dañaban gravemente a Arturo. Estas habían sido distribuidas entre sus aliados. La investigación no se detuvo allí. Se enteraron con estupor que los rusos habían criado a un extraterrestre, también oriundo del planeta Kriptón, que había aterrizado en algún lugar de Siberia, hace apenas unos años atrás.


Comenzaron una serie de reuniones del más alto nivel. El presidente Ronald Reagan y el Premier Ruso Mijaíl Gorbachov no lograban el deseado acuerdo, ya que a ambos se les había escapado de las manos la dominación mundial. Finalmente, recurrieron a una pedestre y testoterónica solución. Que ambos titanes se enfrentaran en combate a muerte en algún lugar del espacio exterior. Kal - El, creyendo defender los ideales del capitalismo, puso sus inconmensurables poderes al servicio de la causa. Su contrincante soviético, lo mismo, abrazando al comunismo a todo evento. El planeta Marte sería el campo de batalla y el mundo entero sería el estupefacto espectador, ya que ambas superpotencias al fin develaban la existencia de estos metahumanos. Ambos contendientes llegaron a la cita y estaban a punto de entrar en feroz batalla, cuando Kal - El se percató que su oponente era una mujer. Su formación sexista le jugó en contra, ya que al dudar por unos microsegundos, la joven oponente  le había asestado tantos golpes que lo dejaron sin respuesta. Mas, ella se detuvo al instante al ver los rasgos del superhombre. Lo reconoció de inmediato. 


Los verdaderos padres de Kal - El, Jor - El y Lara Lor - Van, habían enviado a su prima, a escasos minutos del despegue de él a la tierra, con el fin de que ambos se apoyaran en el nuevo mundo. La mentablemente, una lluvia de meteoritos impactó la nave de la niña y la desvió momentáneamente de su travesía, alterando la ruta y los tiempos. Es por ello, que su llegada a al tercer planeta del sistema solar demoró algunos años terrestres y su locación cambió. Ella era Kara Zor - El, su prima - hermana, quien sería su única familia de aquí en más. Ambos se distinguieron como estrechos parientes y frenaron de inmediato las hostilidades. Intercambiaron sus respectivas historias de vida y calleron en cuenta que habían sido utilizados por los poderosos de este extraño globo y asumieron una firme decisión. Abandonar de inmediato este mundo de corruptos, sin antes dejar una pequeñísima marca. Kara Zor - El se sumó a la destrucción del muro de Berlín. Kal - El prefirió una accion simbólica, ya que prestó su imagen para una campaña de propaganda política en contra del dictador que lo convenció de bombardear un palacio presidencial. Si bien, el sátrapa fue derrotado en un plebiscito, en esa pequeñísimo país nada a cambiado hasta ahora. Los súper héroes también se estrellan con la cruda realidad de la condición humana.


                                                  FIN    

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